“Te guarde Dios. Una de las dos Españas te ha de helar el
corazón”. Estos versos del universal Antonio Machado golpean en nuestra cabeza
siempre que surge algún temporal en nuestra vida y más al ver que después de
125 días de las últimas elecciones generales no tenemos Gobierno y puede dar la impresión
que o bien no tenemos problemas o que estos se resuelven solos, algo que por
desgracia no es verdad y basta para ello leer las portadas de prensa, y más
ahora que tantas guerras económicas amenazan el planeta.
Estas palabras machadianas vuelven a cobrar actualidad, pero
por diferente motivo. Ya no se habla de odio, persecución y muerte; ni de
izquierda marxista ni de derecha cainita. Se habla y se pide dignidad, futuro,
familia y para lograrlo se necesita
trabajo, y esto es lo que parece que no preocupa a la España oficial o política – 125 días de asueto y con
vacaciones remuneradas- que reducen esta
petición quejumbrosa a mero dato estadístico que amortigüe su conciencia,
mientras la España real, la que respira, sufre, padece, espera inútilmente la
solución de sus problemas. Y de esto pueden dar buena cuenta los 3.011.433 parados que teníamos en julio
de 2019, cantidad, por desgracia , no despreciable. En los años 90 cifras como
éstas, según crónicas de Francisco Umbral, serían inasumibles, apocalípticas, cercanas
a la catástrofe, pero hoy, fruto de nuestro individualismo e inercia, ninguna
cifra nos inmuta, salvo que yo sea la víctima, el perjudicado.
Hoy, amigos lectores, volvemos a tener dos Españas, algo que
no es nuevo: a/ La real, la de quienes
tienen problemas y contempla con indignación que a nadie le preocupan y menos,
los solucionan y b/ La oficial o
política, la de quienes amortiguan u
ocultan los mismos bajo genéricas palabras de progreso, igualdad,
transparencia…y una vez pasada la marea sonríen y se frotan las manos.¡ A ésta
hemos sobrevivido!¡La tan denostada y criticada reforma laboral que la haga
otro!. Lo verdaderamente importante es mi bancada y mi sueldo, ésta es mi
auténtica España, y es que como el
marqués de Listomère, personaje de Balzac, “como diputado hablo poco, pero voto bien”.
Podría seguir perorando, pero después de 125 días y de tantas
miserias y pintadas como se ven en las calles, que aún no tengamos gobierno no
tiene justificación. ¿Es tan difícil detectar los verdaderos problemas que nos
azotan a todos o es que los problemas de España varían según quién sea el
partido político ? Aun admitiendo esta
posibilidad, estoy seguro que en algunos habría coincidencia plena, como por
ejemplo en el del paro. ¿Qué les podemos decir a esa generación fallida que
sobrepasa los treinta años y no encuentra trabajo y menos futuro?
Hace unos meses a un ideólogo de la izquierda radical, como
el señor Monedero, le preguntaron cuáles eran los problemas que acogotan a
España y contesto que el primero y principal problema que nos acecha es la desertización,
que ya, según algunos expertos, afecta al 30 % de nuestro territorio y
creciendo. Los esfuerzos realizados hasta la fecha han sido baldíos y eso que
España certificó la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la
Desertización, aprobada en París el 17 de junio de 1994 y en vigor desde el 26
de diciembre de 1996. Han pasado veintitrés años, los ríos se secan, el plan
hidrológico en el cajón del despacho, el Ebro se desborda… y el problema ha ido a más y las iniciativas
parlamentarias a menos.
Españolito que vienes al mundo, una vez más una de las dos
Españas te ha de helar el corazón. Hace unos meses, con motivo de la toma de
posesión como Presidente de Andalucía de don Juan María Moreno Bonilla , una portavoz
de izquierda le reprochó que hiciera uso de los versos de Machado, como si
Antonio no fuera andaluz y su poesía patrimonio de una ideología concreta. Craso
error ya que la buena literatura es de todos y el bien y la sensibilidad social
de quienes lo cultivan y practican. Y es que después de 125 días de
despreocupación y desgana el nivel moral de nuestros dirigentes deja bastante
que desear, con la única salvedad que unos tienen más culpa que otros.
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