Mis obligaciones de conciencia me llevan a escribir estas
letras, aunque sé , de sobra, que su resultado será vano, pero que quede al
menos constancia de lo que dijo y que
nadie pueda alegar ignorancia o desconocimiento, y es que a la altura del
partido que jugamos, después de tantas mentiras, estrategias y fraudes, es
difícil aportar algo nuevo, que motive, que entusiasme ante la nueva cita
electoral del 10 de noviembre.
Que las elecciones se deciden más en los estudios y despachos
que en las urnas es de todos conocido, así como que la ley electoral beneficia
más a los partidos mayoritarios que a los pequeños, que el voto de una región
no tiene el mismo valor que en otra, y se da la paradoja que ahora que tanto se
denuncia la España vaciada, es en esos territorios donde su voto tiene menos
valor e incluso casi ninguno, véase el caso de Soria, Teruel , Guadalajara...
Todo esto influye en gran manera en el resultado final, y provoca la lógica
desafección del ciudadano que ya no sigue tertulias, ni estadísticas ni demás mecanismos
de presión, con el sugerente y engañoso lema de :”Tú decides”.
Que voten más o menos no importa, sola dura una condena de
telediario. A los pocos días sólo queda el resultado final, número de cargos
electos – véase el escaso porcentaje de votos que apoyó el Estatuto catalán en
su día y la guerra que está dando- . Lo importante es ganar, gobernar, decidir.
Hace algunos años mi amigo Rafael, en una reunión de amigos,
presumía de quedar el tercero en una carrera de motociclismo en el Jarama.
Sorprendido le
pregunté: ¿Cuántos corrían?
Con voz baja y temerosa me dijo: Jose, cinco.
Sorprende que a pesar de los bloqueos electorales recientes
(Rajoy, Sánchez) pocas sean las voces que reclamen algún cambio en la ley
electoral que evite situaciones como éstas o que impida que los aparatos de los
partidos condicionen la capacidad de elección del votante con sus listas
cerradas al Congreso.
Desde hace unos días ha surgido en el panorama electoral una
nueva coalición electoral que responde al nombre de “Más País”, encabezada por
Iñigo Errejón, que tiene un único objetivo : facilitar el gobierno de Sánchez y
debilitar a Podemos y a su líder y antiguo compañero, Iglesias. No es una
operación improvisada, romántica o sentimental, sino al contrario, diseñada con
compás, estudiada la cartografía electoral de España,
de ahí que no se presente en todas las circunscripciones sino en aquellas más
numerosas – la España vaciada no le preocupa- y donde más pueda perjudicar a
Podemos y a los partidos de centro derecha. Esto no es nada nuevo en política,
tiene muchos precedentes en la vida española, incluso en el mismo Siero, y las
consecuencias son conocidas por todos y es que a más partidos, menos votos, y
después las opacas alianzas de intereses.
De los últimos tiempos para acá y en aras de la ética y moral
pública me sorprende que alguien se pueda presentar a unas elecciones como
candidato/a y si no gana, renuncie a la responsabilidad contraída con sus
votantes, caso de Carmena y otros más; y en esa misma línea me sorprende que
los filtros de selección sean tan permisivos con personas que han estado bajo
sospecha de fraude en el uso de una beca de investigación, caso de Errejón,
concedida por la universidad de Málaga.
Y es que soy muy sensible a la palabra “beca”- aunque las
becas universitarias tienen otra función-, desde que mi amigo Félix, allá por
los años 70 me hablase de las bondades
de las mismas, al permitir que personas
con capacidad y sin recursos pudieran cursar las titulaciones deseadas. Hoy
estas exigencias se han diluido, y como decía recientemente Juan Manuel de
Prada :” se admite que los beneficios de la educación lleguen a las clases más
menesterosas, pero no se acepta una selección educativa según méritos y
capacidades” …y denuncia que “ la igualdad de oportunidades se haya convertido
en un igualitarismo envilecedor” .
Me ha sorprendido la reacción que “Más País” ha generado en
la vida política española, que ha hecho que el PP se centrará más en la economía-
tiene experiencia en rescates- y que C,s
anunciara que está dispuesto a desbloquear la situación ,con su apoyo o
abstención, siempre que se cumplan unos determinados parámetros. Hace un
tiempo, concretamente el 28 de mayo de 2019 publique en este blog un artículo
titulado “La oportunidad de Rivera”. No me hizo caso, tardó en reaccionar y su
ultimátum 24 horas antes de expirar el plazo de convocatoria de nuevas
elecciones fue tardío e inoportuno. Quizás le venga bien al sr. Rivera saber
que Napoleón siempre procuraba llegar un cuarto de hora antes a cualquier sitio.
Dicho lo dicho, preparen el voto que el dibujo ya está hecho.
¿Fallará el compás? De ti depende.
José Antonio Noval Cueto.
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