domingo, 20 de octubre de 2019

“Yo llevo sangre asturiana…”




Como todos los años, el pasado viernes, 18 de octubre, me parapete delante del televisor para seguir la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2019, pues en todos ellos, año tras año uno tiene la posibilidad de escuchar los mensajes de las personas más lúcidas del Planeta -  el de la Premio de las Letras, Siri Hustvedt es para guardar- , que en una ceremonia de balance y sinceridad, se confiesan , priorizan y nos dicen aquello que de verdad importa y es útil para nuestras vidas. Este año había cierta expectación por escuchar las palabras de la Infanta Leonor, en su primera comparecencia pública en los Premios que llevan su nombre, y no defraudó. Con su voz de princesa clara y suave, dulce y tierna , satisfecha y nerviosa,  sonriente y expectante  nos dijo algo que ya sabíamos, pero que dicho por ella cobra más fuerza, más vigor, más empuje: “Yo tengo sangre asturiana”. Y que dan pie a estas letras.

En tiempos de mareas, vesubius, mercadeos y porcentajes, variantes inacabadas, políticas sin esperanza y nacionalismos trasnochados  que se nos diga  “Yo tengo sangre asturiana” es avivar lo que hemos sido , somos ,debemos ser y estar contentos de ello. Decirlo en una época en la que   los prejuicios y las falsas  políticas igualitarias impiden que no siempre se premie  el mérito, el talento o lo bien hecho – los Premios Princesa de Asturias son una gloriosa excepción- cobra todavía más valor. Y es que en estos momentos cruciales de la historia de Asturias,  en la que el número de vecinos disminuye vertiginosamente, en la que los otrora valientes astures, hemos empezado incluso a tener miedo a la vida y a no ser generosos con ella, las palabras de la Princesa cobran vital importancia, pues si ella que es una Princesa, blasona de su sangre asturiana, ¿por qué no nosotros si tenemos abundantes motivos para ello? Basta con solo mirar el manto y naturaleza que nos protege, aunque esto no sea mérito exclusivo nuestro.

No es la primera vez que he pedido que tengamos confianza en nuestras posibilidades, que Asturias progresa si nosotros los asturianos queremos y que las patatas no se comen, si no se siembran, y a partir ahí no hay futuro que se resista, máxime teniendo una región  fértil como la nuestra y un paisanaje que es todo bondad, entrega y trabajo, pero  que últimamente necesita de motivación,  empuje, de alguien que nos dé confianza, seguridad y de momento  no aparece ,y es que   ya ni trenes tenemos .¿Cómo no se van a marchar nuestros jóvenes? No creo exagerar si digo que somos buena gente, leal, acogedora, cercana, solidaria. No inclusivos, al contrario, universales. Queremos a nuestra tierra, pero la compartimos con el forastero, con el venido, a quien integramos y  deseamos bienestar y mejora, pues sabemos que ello redunda en beneficio de todos; del mismo modo que no hace mucho nosotros embarcábamos para América o pasábamos los Pirineos o ahora recorremos el mundo en busca de una oportunidad, de un porvenir, de un futuro… Si alguna vez nos alteramos es porque nos desespera la miseria  o porque el saco de la decepción ya no lleva más. Buena prueba de cuanto digo la tenemos en el Himno de Asturias, declarado oficial desde 1984  , cuya letra fue escrita por un cubano, de padre asturiano, Ignacio Piñeiro Sánchez, y su música parece que recibe influencias de la Silesia polaca .

Decía Siri Hustvedt que este premio que le llega de la mano de una niña, de un princesa le gustaría que fuera para todas las niñas que leen, piensan , preguntan y se niegan a estar calladas. También nosotros los asturianos, Sra. Siri Hustvedt, y cuando digo asturianos me refiero a hombres y mujeres, llevamos algún tiempo callados, silenciosos e incluso apáticos, contemplando como nuestra autonomía se estanca y se contenta con retiros y subvenciones, y como nuestro peso político en la España de hoy disminuye, decae, y es que a menos   población,  menos futuro, y, por desgracia , los pocos que somos ya ni preguntamos.

Gracias, Alteza, Infanta Leonor,  por recordarme que “yo también tengo sangre asturiana” y todo lo que ello comporta y obliga. ¡Aún estamos a tiempo!


                                    José Antonio Noval Cueto.       

    

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