viernes, 29 de noviembre de 2019

“España no se merece…”






Ahora que en muchas ciudades españolas se izán enormes banderas española (Oviedo) y que España es tema de debate entre las diferentes fuerzas políticas que conforman el Estado, me atrevo a personalizar su nombre, aunque de sobra sé que mi queja o desencanto poco va a cambiar las cosas, pues  un átomo de verdad – mi verdad – en el imperio de la mentira y del engaño rápidamente se diluye, pero aun así no desisto del intento.

Nunca me ha gustado usar el nombre de España en vano. Soy de los que cree que a España se la quiere y defiende con el trabajo honesto  que cada uno hace desde nuestras respectivas responsabilidades , con la cultura y el respeto a las tradiciones  y costumbres que conforman nuestra identidad- hasta el Quijote visitó Barcelona y María, hija de Cid y esposa de Ramón Berenguer III, fue condesa-. Últimamente ante la intoxicación mediática que nos invade he llegado a plantearme si puede representar a sus vecinos quien no respeta nuestra manera de ser y vivir, nuestra  esencias.

 Formamos la nación más antigua de Europa y hemos realizado importantes aportaciones históricas no igualadas por nadie, de ahí  aquello de que en tiempos de Felipe II “en nuestro territorio no se ponía el sol”, y todo ello ha conformado una dinámica y solidaria civilización de más de 500 millones de personas, que hablan el mismo idioma y que comparten proyectos y aspiraciones comunes. No hace mucho, en esta crisis económica reciente, uno de los salvavidas más firmes que nos permitió remontar y salir a flote vino de toda Hispanoamérica.

Ante la abusiva campaña de mentiras, engaños , promesas y desmentidos, muchos españoles decimos:¡Basta! Estamos hartos que se nos quiera dirigir y teledirigir, que se nos quiera obligar a pensar de modo diferente, que se nos quiera colonizar, instrumentalizar y  no se nos permita ser como somos  que mucho dinero y esfuerzo costó, y todo esto en la tierra del honor y la picaresca,  de   Celestina y Santa Teresa, de Don Juan y doña Inés, de Don Quijote y Sancho, de Clarín y Galdós , Pemán y Federico, de Sánchez Mazas y Umbral.

Y en medio de todo esto la máquina del dinero comprando voluntades , ideas y todo lo que haga falta. La corrupción nos tapa la boca y cierra los ojos. Un día sí y otro también,   pestilentes y alarmantes portadas  de prensa  vomitan letras encenegadas y números que taladran . La “contaminación” alcanza niveles tan peligrosos que activa la alarma en Europa. Un tsunami tambalea los diques del Estado y quiebra sus instituciones y ,en medio ,el sufrido y paciente pueblo español que no da crédito a lo que oye y ve. “Ahora sí” que Podemos consigue  “Un gobierno contigo”, y como equipo de ayuda las huestes de Oriol , que en pocas días  puede pasar que de presidiario a presidente. ¡Ya nadie se acuerda cuando policía y guardia civil dormían en los barcos ! Y a esto se le llama “gobierno de progreso” .

Después de tanta Reconquista, casorios, condados y Descubrimiento, España no se merece esto. ¿Es está la tan cacareada  superioridad moral de la izquierda?¿Quién pagará la factura?

En el discurso de Navidad del Rey don Juan Carlos I de 2013 el monarca denunciaba que España tenía un problema político y la resolución del mismo correspondía a la clase política. Hoy, casi seis años después, el problema sigue sin resolver, y es que la lógica de nuestros líderes pasa por: primero, yo; después, el partido, y en último lugar, España. Los suicidios colectivos son de otra época. A partir de ahora toca “Manual de resistencia”.


                         José Antonio Noval Cueto.


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