Y digo todo esto no porque China esté comprando el continente
con sus grandes inversiones, más de 100.000 millones de dólares en estos años, sino por los testimonios que nos llegan de esas lejanas tierras, de
personas que carentes de todo, tienen la ilusión de un mundo nuevo, mejor, más
humano, más vivible, y con esa intención, y a pesar de los pesares y de las
muchas zancadillas y desprecios e
incluso arriesgando su vida, arriban a
nuestras costas con una mirada de gratitud y optimista, como la dulce y
bondadosa de aquel joven inmigrante que
en un autobús de Palma de Mallorca cede su asiento a una persona de mediana
edad que porta su carrito de la compra. Mirada que no olvidaré y que me
recuerda que no basta sentirse amados, hay que amar y eso supone esfuerzo, algo
de lo que está falto nuestro sesudo
mundo occidental.
Digo todo esto a raíz de la experiencia vivida el pasado 25
de octubre, viernes, a las 20:00 horas, en la Iglesia de San Juan El Real de
Oviedo, que alcanzó tal altura y profundidad, que no es fácil convertir en
letra, pues vivencias como esas no se prodigan y me obligan a escribir mi
sentir, a pesar de mis limitaciones musicales. Se trata del Concierto
organizado por la Sociedad de Festejos de Oviedo(SOF) y que tuvo como marco el
bello y emblemático templo ovetense. Actuaba el Coro del Colegio de Abogados de
Oviedo, el barítono Javier Martínez y la soprano Cyntia Zebaze, que fue mi gran
sorpresa y protagonista de la velada, junto con otras que os iré contando.
La Basílica llena. No cabía nadie más. Lo importante, como
decía un asistente escorado en una esquina, era escuchar y de verdad que
mereció la pena. Todo bien organizado y asesorado por los responsables del
evento, por parte de la SOF, su Presidente, don Felipe Díaz de Miranda, que
hizo una breve y certera semblanza de los intérpretes y del Coro, y después el
asesoramiento musical vino de la experta mano de don Miguel Ángel de Diego,
miembro del Coro del Colegio de Abogados, y Secretario del Ayuntamiento de
Gijón. Sus explicaciones fueron muy útiles para el desarrollo del Concierto y
seguro que su exquisitez musical tuvo mucho que ver en la selección musical
ofrecida.
Durante la hora y pico de concierto fuimos de sorpresa en
sorpresa. Sorprende y agrada que la música agrupe al mundo de la toga , más
mujeres que hombres, y bajo la batuta de una experta y animosa directora, y más
aún que un eminente magistrado langreano como Don Mariano Hebrero hiciera de
solista del Coro del Colegio en el himno eucarístico “Pange Lingua”. Sorprende
que arias de ópera muy conocidas se mezclaran con baladas, boleros o con
canciones de la inolvidable Edit Phiat como su “La Vie en Rose”…Sorprende y
agrada la balada dialogada bellamente ejecutada por la soprano y el
barítono…pero sorprendió y asombró que una camerunesa como Cyntia Zebaze,
llegada en patera hace unos años a España y acogida por unas monjas en Gijón,
sin conocimientos musicales, haya ejecutada canciones tan variadas y
difíciles con tanta perfección. Y todo
ello ha sido posible desde que se descubrió sus dotes para el canto. Supongo
que está viviendo experiencias que nunca había imaginado, y todo gracias a una
oportunidad y un deseo, una esperanza: Buscar y encontrar un mundo mejor, y en
ese tarea sigue…¡Mucho ánimo y mucha suerte!
De todas las canciones que interpretó Cyntia hay una que me
dejo perplejo, asombrado y cuyos sones y vivencias aún perduran mientras tecleo
el ordenador. Me refiero a “Salve Regina”, canción eclesiástica por excelencia,
cantada en el Oficio de Completas, y versionada por músicos como Vivaldi, Handel, Schubert, Domenico Scarlatti o más
recientemente Arvo Pärt… que Cyntia cantó de una manera magistral y personal,
como si llorara y rezara a la Madre del Cielo,
acompasando música y movimiento, letra y sentimiento. ¡ No se puede
pedir más! Hemos estado en el cielo de la Basílica de San Juan El Real de
Oviedo durante poco más de una hora. ¿Quién da más? ¿Con personas así cómo no
va a ser África el continente de la esperanza?...
Muchas gracias y mi más sentida enhorabuena a todos los que
habéis hecho posible esta experiencia sublime que imprecisamente he intentado
convertir en letra.
José Antonio Noval Cueto.
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