martes, 5 de noviembre de 2019

“La esperanza viene de África…”



Y digo todo esto no porque China esté comprando el continente con sus grandes inversiones, más de 100.000 millones de dólares en estos años, sino por los testimonios que nos llegan de esas lejanas tierras, de personas que carentes de todo, tienen la ilusión de un mundo nuevo, mejor, más humano, más vivible, y con esa intención, y a pesar de los pesares y de las muchas zancadillas y desprecios  e incluso  arriesgando su vida, arriban a nuestras costas con una mirada de gratitud y optimista, como la dulce y bondadosa  de aquel joven inmigrante que en un autobús de Palma de Mallorca cede su asiento a una persona de mediana edad que porta su carrito de la compra. Mirada que no olvidaré y que me recuerda que no basta sentirse amados, hay que amar y eso supone esfuerzo, algo de lo que está falto  nuestro sesudo mundo occidental.

Digo todo esto a raíz de la experiencia vivida el pasado 25 de octubre, viernes, a las 20:00 horas, en la Iglesia de San Juan El Real de Oviedo, que alcanzó tal altura y profundidad, que no es fácil convertir en letra, pues vivencias como esas no se prodigan y me obligan a escribir mi sentir, a pesar de mis limitaciones musicales. Se trata del Concierto organizado por la Sociedad de Festejos de Oviedo(SOF) y que tuvo como marco el bello y emblemático templo ovetense. Actuaba el Coro del Colegio de Abogados de Oviedo, el barítono Javier Martínez y la soprano Cyntia Zebaze, que fue mi gran sorpresa y protagonista de la velada, junto con otras que os iré contando.

La Basílica llena. No cabía nadie más. Lo importante, como decía un asistente escorado en una esquina, era escuchar y de verdad que mereció la pena. Todo bien organizado y asesorado por los responsables del evento, por parte de la SOF, su Presidente, don Felipe Díaz de Miranda, que hizo una breve y certera semblanza de los intérpretes y del Coro, y después el asesoramiento musical vino de la experta mano de don Miguel Ángel de Diego, miembro del Coro del Colegio de Abogados, y Secretario del Ayuntamiento de Gijón. Sus explicaciones fueron muy útiles para el desarrollo del Concierto y seguro que su exquisitez musical tuvo mucho que ver en la selección musical ofrecida.

Durante la hora y pico de concierto fuimos de sorpresa en sorpresa. Sorprende y agrada que la música agrupe al mundo de la toga , más mujeres que hombres, y bajo la batuta de una experta y animosa directora, y más aún que un eminente magistrado langreano como Don Mariano Hebrero hiciera de solista del Coro del Colegio en el himno eucarístico “Pange Lingua”. Sorprende que arias de ópera muy conocidas se mezclaran con baladas, boleros o con canciones de la inolvidable Edit Phiat como su “La Vie en Rose”…Sorprende y agrada la balada dialogada bellamente ejecutada por la soprano y el barítono…pero sorprendió y asombró que una camerunesa como Cyntia Zebaze, llegada en patera hace unos años a España y acogida por unas monjas en Gijón, sin conocimientos musicales, haya ejecutada canciones tan variadas y difíciles  con tanta perfección. Y todo ello ha sido posible desde que se descubrió sus dotes para el canto. Supongo que está viviendo experiencias que nunca había imaginado, y todo gracias a una oportunidad y un deseo, una esperanza: Buscar y encontrar un mundo mejor, y en ese tarea sigue…¡Mucho ánimo y mucha suerte!

De todas las canciones que interpretó Cyntia hay una que me dejo perplejo, asombrado y cuyos sones y vivencias aún perduran mientras tecleo el ordenador. Me refiero a “Salve Regina”, canción eclesiástica por excelencia, cantada en el Oficio de Completas, y versionada por músicos como Vivaldi,  Handel, Schubert, Domenico Scarlatti o más recientemente Arvo Pärt… que Cyntia cantó de una manera magistral y personal, como si llorara y rezara a la Madre del Cielo,  acompasando música y movimiento, letra y sentimiento. ¡ No se puede pedir más! Hemos estado en el cielo de la Basílica de San Juan El Real de Oviedo durante poco más de una hora. ¿Quién da más? ¿Con personas así cómo no va a ser África el continente de la esperanza?...

Muchas gracias y mi más sentida enhorabuena a todos los que habéis hecho posible esta experiencia sublime que imprecisamente he intentado convertir en letra.        


                                       José Antonio Noval Cueto.



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