lunes, 21 de octubre de 2013

Día de la Hispanidad.


Hay muchas formas de celebrar el Día de la Hispanidad, jornada en que se recuerda el “encuentro entre dos mundos”. Unos, los más privilegiados , en este caso los de Madrid presencian en directo, con la novedad de los Príncipes de Asturias presidiendo, el Desfile de las Fuerzas Armadas, y los foráneos o alejados la ven por la televisión, y todos se admiran de la marcialidad del paso legionario y los trotes que tiene que hacer la cabra para no perder el paso. Otros acuden a Barcelona a defender lo que don Quijote no pudo en su decisiva batalla con el caballero de la Blanca Luna, y los más desde nuestras provincias contemplamos agradecidos y contentos que los hispanoamericanos residentes en nuestra ciudad deambulen por las calles ataviados con sus trajes regionales y que nos embrujen con su gracia y salero, y aprovechamos la oportunidad para felicitar a la Guardia Civil, en el día de su Patrona, la Virgen del Pilar y agradecerles la seguridad que nos proporcionan.

En una jornada como esta, Fiesta Nacional y Día de la Hispanidad,  en lejanos tiempos Día de la Raza, siempre surgen sorpresas ,hechos imprevistos que ponen el broche a un día cargado de emotividad, de sentimientos, y esto me lo ha proporcionado TVE en forma de película, y eso que dicen que nuestro cine no tiene calidad, y para negarlo basta una muestra y ésta no es otra que la sencilla  y emotiva película de Juan de Orduña “Nobleza Baturra”, que rodada en 1.965, con actores de la calidad de Vicente Parra, Miguel Liguero, Alfredo Landa…o la actriz Iren Eory, actualizaban la clásica versión de “Nobleza baturra” interpretada en 1.935 por la mítica Imperio Argentina.¡ Cuántas veces he oído a mi madre las excelencias de la Imperio y sus bellas películas!Eso era cantar!.

En la presentación de la película, la singular  Conchita Velasco, con esa naturalidad y cercanía que le caracteriza nos recordó que el año de rodaje , 1.965, uno de los años de la llamada década prodigiosa española,  “Los Bravos” convertían en canción el deseo del españolito de a pie: “Quiero una motocicleta”, Los Beatles desembarcan en Madrid , se clausuraba el Concilio Vaticano II y se ponía en marcha una campaña publicitaria de concienciación ciudadana de gran éxito: “Mantenga Limpia España”. ¡Campaña que debería aplicarse en la actualidad a muchas esferas de la vida social y política española!. No pudo ser más acertada la película, pues a pesar del paso de los años sigue existiendo ese eterna pugna entre el mal y el bien, entre la calumnia y la mentira, entre la envidia y la bondad, entre el fin y los medios, entre las miserias del día a día o la altura de miras de quienes creen que lo más importante son los sentimientos, el amor, la buena y sana conciencia. Todo ello ocurre en un ambiente rural cerrado y en otros tiempos, pero situaciones como ésas, de calumnias, de hostigamiento, de persecución personal se dan ahora en grandes y pequeñas ciudades, y en todas las esferas sociales. Juan de Orduña cuida muy bien la tensión emocional, el clímax, y cuando parecía que la única solución era la tragedia, la muerte…Marco, el antagonista, el personaje despechado y desdeñado no puede soportar tan miseria personal y confiesa sus calumnias, sus mentiras, al fin admite que debe respetar y no forzar los sentimientos de María del Pilar, que prefiere a su Sebastián, jornalero de su padre que a él, poderoso hacendado. Al final triunfó la conciencia, el perdón, la nobleza baturra.

En uno de sus artículos el poeta e intelectual uruguayo Mario Benedetti alertaba que los sentimientos estaban pasando a la clandestinidad y denunciaba que la agresión al sentimiento empezaba desde la infancia. Películas como ésta nos muestran el mucho bien que el cine puede hacer y nos recuerdan que si algo debe importarnos es el sentir, las emociones, la buena conciencia.

Ha sido un gran cierto que uno haya podido despedir el “Día de la Hispanidad”, término puesto en valor por Ramiro de Maeztu en 1.931 ,con la proyección de esta película, donde el bien triunfa sobre el mal, aunque de momento sólo sea en el celuloide.

  
                                       José Antonio Noval Cueto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario