El
título que encabeza este escrito son las primeras palabras pronunciadas por el
Papa Francisco al enterarse de la tragedia ocurrida en Lampedusa, donde un
barco, próximo a la llamada isa de los Conejos, se incendió y hundió. Los datos
oficiales hablan de 309 muertas ,155
supervivientes. Se desconoce si el
número de desaparecidos es de 54 o de 81 personas, pues se duda si el número de
viajeros que salió del puerto de Misrata en Libia era de 518 o 545 viajeros,
pues según un superviviente , en ese barco de nombre desconocido, más que barco
, barcaza, “ No podíamos ni movernos”.. La mayoría de los fallecidos son
ciudadanos eritreos y somalíes, personas procedentes del llamado “cuerno de
África”, o zona de hambruna.
Lampedusa,
la isla más grande del archipiélago de las Pelagias y conocida en la actualidad
como “Muro de Europa”, tiene una extensión de unos 20 kilometros, poco menos
que el territorio que va desde Lugones a San Miguel. Tiene unos 6.000 vecinos,
cuyas principales fuentes de ingresos son turismo, pesca y agricultura, pero en
la actualidad su nombre va asociado a destrucción, muerte y miseria humana.
Miseria humana como la que ,a primeros de julio de este año, permitió que 7 norteafricanos que iban en
nasas de un barco tunecino muriesen en el mar al negarles auxilio la propia
tripulación, y que ante lo insólito del hecho
generó el 1º Viaje pontificio del Papa Francisco, donde después de
denunciar “La globalización de la indiferencia” al decir que “Nos hemos
acostumbrado al sufrimiento de los otros, no nos interesan” , pidió al Señor
que nos diera la gracia de llorar por nuestra indiferencia. Estas palabras se
quedan cortas ante la magnitud de la tragedia ocurrida el pasado 2 de octubre
en las costas de Lampedusa .
Ocurrida
la tragedia, como ya otras muchas en la zona, hay el típico protocolo de
actuación: luto nacional, funeral de Estadio , denuncias y quejas políticas,
propuestas políticas para adormecer la conciencia, visita de líderes italianos
y europeos, estudio para la viabilidad de una política migratoria común en la
próxima Cumbre de Líderes europeos a celebrar en Bruselas los días 24 y 25 de
Octubre…Pasado el temporal , olvido,
indiferencia, a tranquilizar la conciencia y a mirar para otro lado como me
dijo Gonzalo en un trabajo sobre el tema. . Hasta la próxima catástrofe
.
No
hay justificación para tanta dejadez, para tanta negligencia, para tanto
desprecio al ser humano, a tantos cadáveres acumulados (niños, mujeres
embarazadas, hombres) a lo largo de estos años. ¿Cuándo nos plantearemos con
rigor el problema del “hambre en el mundo”y así evitar testimonios tan desgarradores como el de ese superviviente que dice:"Vi cómo mi hijo desaparecía entre las olas"? Empresas más difíciles se han logrado.
En el cementerio de Lampedusa ya casi no queda
tierra para tantas tumbas sin nombre, pues son más de 6.200 las personas que
han muerto en el llamado “Canal de Sicilia” desde el año 1.994. Y pensar que
esta tragedia pudo evitarse, según el ministro del interior italiano Angelino
Alfano, si alguno de los pasajeros hubiera tenido un móvil.
José Antonio Noval Cueto.
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