El nombre de Teresa puede evocarnos a una vecina, prima,
quizás a Teresa Panza, a la soprano Teresa Berganza o a la princesa portuguesa
Teresa de Braganza y a otras muchas, pero entre esas otras muchas no faltan la santa
de Ävila, Santa Teresa de Jesús, que popularizó el nombre; Santa Teresa de
Calcuta y hoy 9 de agosto, día en que escribo estas letras, la Iglesia celebra la
festividad de Santa Teresa Benedicta de la Cruz , nombre que recibió la filósofa judía Edith Stein al profesar a sus 42 años en el
Carmelo de Colonia(Alemania) un 14 de octubre de 1.933. Pero la Teresa de la que quiero
hablaros nos cae más cerca, es más nuestra, habita entre nosotros, vecinos de
Pola, de Siero, desde un 10 de febrero de 1.886, fecha en que cuatro hermanitas
y su madre superiora Sor María Luisa de la Encarnación ponen en
marcha la Casa-Asilo
hoy “Residencia de Ancianos Nuestra Señora de Covadonga” , y de su servicio y
entrega nos hemos beneficiado todos en mayor o menor media, y digo que vive
entre nosotros porque tal es la fuerza de su carisma, su impronta, su
influencia que cada hermanita de la
Casa es otra Teresa ,- en la actualidad doce -, que hacen suyo el
lema fundacional que dice: “Dios en el corazón, la eternidad en la cabeza y la
tierra bajo los pies”.
El pasado 8 de Agosto, en la inauguración de la estatua
dedicada a la madre fundadora con motivo de los cuarenta años de su
canonización, en la misa de acción de gracias el arzobispo de Oviedo Don Jesús
Sanz Montes pronunció una bella y profunda homilía cuyo eje central se basaba
en la idea de que “la vida deja facturas
que no hay dinero que pueda pagarlas”, pensamiento
que nos recuerda el aforismo machadiano de “todo necio confunde valor y
precio”,y que permitió al prelado glosar
la generosidad y entrega de nuestras
Hermanitas a los más necesitados, a los más indefensos, a los ancianos y como
compensación la satisfacción del deber cumplido, la fidelidad a una vocación,
el CIELO, pues como dice el poeta: “ …Todos los viejos llevan
en los ojos un niño, y los niños a veces nos observan como ancianos profundos”
Dicen que de la abundancia del corazón habla la boca y
seguro que habría muchas cosas que decir sobre estos 128 años en Pola, en Siero,-
¡cuántas renuncias, sacrificios, desvelos, paciencias , socorros, negaciones y
todo por ver en cada anciano/a otro Cristo, el Cristo que sufre, el Cristo en la Cruz !,- pero sería iluso
pretender encerrar tanto heroísmo, tanta dedicación, , tantas historias,
anécdotas, en la extensión de un artículo, no obstante si quiero recordar que
uno de los momentos más emocionantes que he vivido en la Casa tuvo lugar con motivo de la Peregrinación de la Virgen de Covadonga a la
parroquia de San Pedro de Pola y posteriormente al Asilo, donde su templo estaba repleto de ancianos entusiasmados y nerviosos que rezaban, suplicaban, agradecían y cuando
más emocionados estábamos de compartir y vivir la fuerza de la fe, de repente
en toda la Iglesia
resonó con fuerza la petición de una anciana que impregnada de fe, de
religiosidad, con voz recia dijo: “Virgen de Covadonga no nos abandones,
protéjenos”.
Nosotros , vecinos de Pola, de Siero, sabedores que con las
Hermanitas tenemos una factura que no podemos pagar, a lo más que llegamos es a
transmitir nuestro agradecimiento y
haciéndolo a nuestra manera solicitamos al Ayuntamiento que nombre
Hijas Adoptivas de Siero a Sor Lidia y Sor Isaura como afortunadamente ocurrió un 28 de Enero de
2.011, o bien que dedicase una calle en la Pola a Don Belarmino García Roza, capellán
durante más de treinta y cinco años del Asilo, y ahora que el próximo día 26 de
agosto se cumplen los 117 años del fallecimiento de nuestra Protectora, Santa
Teresa de Jesús Jornet e Ibars, -suceso que tuvo lugar en Liria(Valencia) un 26
de agosto de 1.897, - nos congratula que el Ayuntamiento ponga su nombre a la
plaza- raqueta que da acceso a la Residencia. Motivos
sobran, y creo que las palabras pronunciadas por el entonces Obispo auxiliar de
Oviedo don Raúl Berzosa en la celebración del 125 aniversario de la Casa-Asilo pueden
darnos la explicación y es que , en palabras del Obispo, “el Asilo es un hogar en el que se
reza, se alimenta, se convive y sobre todo se derrocha cariño de dos formas:
humano y amor de Dios “ , y esto no es poco para los tiempos que vivimos.
¡MUCHAS GRACIAS!
José Antonio
Noval Cueto
No hay comentarios:
Publicar un comentario