Si en Asturias tenemos la Cruz en nuestra bandera , si muchas personas se
apellidan “Iglesias” – en Asturias casi 4.500 personas- y entre estas haya
personas muy famosas. Así ,a mi, sin mucho esfuerzo, me vienen a la cabeza de
pronto cuatro personas, dos políticos y una saga de cantantes, de fama
internacional , cuyo pionero se llama Julio y se dio a conocer en el Festival
de Benidorm de 1.968, al obtener el triunfo con su lánguida canción “La Vida sigue igual”, muy
apropiada para los tiempos que vivimos, donde reina la mera apatía, el dejarse
llevar. Las otras dos personas que llevan de primer apellido “Iglesias” y de nombre Pablo, son políticos, aunque de
diferente época, uno de últimos del XIX y principios del XX , fundador del
Socialismo patrio, don Pablo Iglesias Posse (1850-1925), y el otro, también
político y en crecimiento últimamente no especialmente por sus méritos, sino
por los muchos fallos y dejadez de los demás(IU,PSOE;PP), también responde
al nombre de Pablo, apellido Iglesias, pero de segundo Turrión, poco usado en
estos lares- desconozco los motivos que llevan a mutilar el segundo apellido de
las personas famosas, especialmente de los políticos . Da la impresión que no
queremos reconocer que estos tuvieron o tienen madre, o quizás sean una manera
gráfica de expresar la carencia de sentimientos de la que muchos hacen gala-.
Pero también hay
pueblos que toman esa misma raíz para nominarse y uno de ellos es la localidad
toledana de Iglesuela, que toma su origen de una Carta Puebla concedida por el
rey Alfonso X el Sabio en 1.276, seis años posterior a la nuestra de Pola (de 1270) y
debe su nombre a la Iglesia
parroquial de Santa María de la
Oliva , cuya festividad , la Virgen de la Oliva , se celebra el 8 de setiembre. Esta
parroquia ha sido noticia e imagen estos últimos días ya que allí nació y
tiene su familia una de esas personas que con su conducta y ejemplaridad ha
llenado las portadas de prensa de todos los periódicos nacionales e
internacionales, ya que fue el primer
europeo infectado por el virus del “ébola” y todo por cumplir con su misión de
llevar un poco de amor , de esperanza, de progreso a los más necesitados;
para decirles que no están solos, que comparten sus preocupaciones, sus
proyectos, sus ilusiones, sus problemas e incluso sus enfermedades; para
decirles con su ejemplo que son hermanos, hijos de un mismo Padre… …Me refiero
al sacerdote Miguel Pajares y sus compañeros que han dado auténtico testimonio de entrega,
de fraternidad, de donación al otro, al que sufre, sin importarles su propia
vida. ¿Habrá mejor pastor que el que da su vida por las ovejas?
Desde esa mentalidad mundana que nos domina y que invita a
volar alto, a aprovechar el tiempo, a marcarse metas, a no perder el paso, a no
mirar atrás, a escalar, a que no se cierren las puertas, la conducta y decisión
del Padre Miguel y sus compañeros no deja de sorprender, de asombrar, de
enmudecer o provocar cierta incredulidad ya que el materialismo que nos domina no entiende la donación, la entrega a los demás
a cambio de nada y menos en nombre de Dios, pues para ellos la felicidad
consiste en poseer, tener, consumir y en el culto al yo supremo. Ahora que
estamos en pleno verano y todo invita a la vida fácil, repleta de suculenta
comida y refrescante bebida, sol , baños , tambor y gaita, no viene mal
replantearse que entendemos por felicidad, pues ésta no se consigue con una
buena cuenta corriente, ya que como recientemente recordaba el Papa Francisco :” No sirve de mucho la riqueza en el bolsillo, cuando hay
pobreza en el corazón”.
En esta España mística y guerrera, en esta España de pícaros
y patio del señor Monipodio, en la Iglesuela
, gobernada por un alcalde socialista, ondea la bandera a media hasta durante
tres días y sus paisanos orgullosos dicen que “el padre Miguel era una persona que pensaba
antes en los demás que en sí mismo” y todo porque un día ya lejano se propuso
ser instrumento del Señor y propagar la
fuerza de la fe, pues :”Si tuviéramos fe
como una grano de mostaza seríamos capaces de mover las montañas”…De momento el
padre Miguel ha sido profeta en su patria y eso no es poco, y con su conducta nos muestra que el camino de la verdadera felicidad pasa siempre por Amor, al prójimo, al hermano, al cercano.
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