Que Asturias es un auténtico paraíso es una realidad
innegable y basta sólo fijarse en los incrementos turísticos de estos últimos
años – el turismo ya aporta más del 10% del PIB regional- y seguro que si
fuéramos algo más fenicios y olvidáramos la inútil polémica de lo privado y lo
público, ambos se necesitan, nuestra autonomía
cogería más fuerza y auge, y todo redundaría en el deseable
enriquecimiento y rejuvenecimiento del que tan necesitados estamos. Dentro de
esta realidad asturiana y salvo que existan raíces o lazos familiares todo
asturiano del centro conoce mejor el oriente que el occidente astur, y basta
para ello darse una vuelta por ambas zonas en cualquier época del año, y es que
las ventajas que aporta Picos de Europa y el santuario de Covadonga hacen que nuestro
coche, con el menor pretexto, aparque en Cangas y posteriormente recale en
Covadonga, donde uno siempre que va encuentra sosiego, tranquilidad de conciencia
, devoción y amor. Estamos en nuestra
Casa, nuestra patria espiritual.
También uno siempre que va a Covadonga se encuentra con
sorpresas, como me pasó a mí el pasado
12 de noviembre del año pasado, al ser testigo de la Bendición del Banderín de
la Federación Nacional de Asociaciones de Veteranos Paracaidistas, donde me
encontré con personas que yo conocía de mi servicio militar, como el comandante
de la Macorra, uno de los expertos del paracaidismo manual , a quien tuve la
oportunidad de saludar y a quien
pregunté por personas que han dejado grata huella en mi persona, como el
subteniente Bejarano, el brigada Mariño, el capitán Padín, el comandante
Sagaseta, el coronel Pedrosa …En pocos minutos recordamos el pasado y tuve la oportunidad de testimoniarle mi gratitud por lo vivido y aprendido que fue
mucho, pues allí mientras unos aprendíamos mecanografía, otros a conducir y algunos, pocos, a leer y escribir. Todos conocimos la España real, la España que no se ceñía sólo a mi Facultad o trabajo, familia, amigos y
vecinos, que era algo más, como la de
aquel compañero de Bonares que los primeros días de campamento no respondía en
la lista de retreta cuando le llamaban por sus apellidos, pues sólo se conocía
por su mote o alias y a quien después de
un tiempo me encontré haciendo auto-stop
para su casa...Se dio la paradoja que unos quince días antes de este grato
encuentro, concretamente el 26 de
octubre, habían acampado en Llanes 294
paracaidistas de la Brigada Almorávides VI de Paracuellos, que se dirigían a
Comillas - donde reposan los restos del teniente Don
Antonio Ortiz de Zárate - al cumplirse
los 60 años de la creación de la “II Bandera Roger de Lauria”.
Desde entonces estaba en deuda y buscaba la oportunidad de
convertir los hechos en palabras, y ésta se ha producido recientemente gracias
al artículo de divulgación histórica escrito por Pérez Reverte que relata la
poca aireada guerra de Sidi-Ifni, iniciada en 1956 y que culminó con la entrega
de Ifni en 1969 – algo que siempre que podía me contaba mi vecino Falo que allí estuvo – y donde
la Brigada Paracaidista tuvo su bautismo de fuego en la defensa de Tiliuin y
Telata, localidad ésta donde fallece el
teniente Ortiz de Zárate, primer militar paracaidista muerto en combate.
El lema que constantemente se repetía en las Banderas
Paracaidistas era el de “Búscate la vida”, resuélvete los problemas, marca la
ruta, inicia el camino, no esperes que otro haga lo que tú puedes hacer,
fórjate un futuro, ten confianza en tus posibilidades, conócete a ti mismo,
márcate objetivos que puedas cumplir, no andes de punteras, aprende
tu verdadera estatura y asume que
sin esfuerzo no se consigue nada, que
como bien dice Pepe Mujica, expresidente de Uruguay, el éxito es 90% sudor y el
10% todo lo demás…A mí el lema me ha
sido útil.
José Antonio Noval Cueto
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