Puedo entender que haya tensiones, desesperación, intereses
enfrentados, ambiciones desmedidas no exentas de violencia… pero que se programe y siembre rencor, intolerancia para herir sentimientos ,
dividir ,levantar muros y fragmentar la vida española en buenos y malos,
perseguidores y perseguidos, creyentes y ateos…NO , salvo que se busque el caos, la destrucción ,
la muerte.
Puedo entender que haya desencuentros entre generaciones, entre
jóvenes y mayores, y más ahora que está tan de moda el adanismo o el creer que todo
lo que existe se debe a nosotros y nada
al pasado y más cuando son nuestros
jóvenes quienes tienen un futuro más incierto –la tasa de paro juvenil es
alarmante- y nuestros mayores quienes sostienen la
economía regional, la llamada por algunos expertos economía plateada.
Puedo entender que todos queramos más, aunque ese ‘más’ no
tenga límite –están lejanos los tiempos de “comer, vestir, un lugar donde
dormir (techo) y si es posible estudio”- , pero que hagamos esfuerzos titánicos
para destruir la armonía, la convivencia y tranquilidad que hemos heredado de
nuestros mayores, con mucho esfuerzo y sangre como es de todos conocido, es
algo que no se ajusta a la lógica de la razón.
Puedo entender que haya decisiones políticas desacertadas y
ni siquiera explicadas, así como sentencias judiciales sorprendentes , frustrantes y frívolas, pero
de ahí a olvidar que estamos en un Estado de Derecho donde la ley es la norma
de obligado cumplimiento hay un trecho.
Puedo entender que genere frustración la conducta de los
personajes relevantes de la vida española e incluso la nuestra misma, pero ni
aun así esto justifica la epidemia de locura y sinrazón que quieren inyectarnos,
cuando nuestra preocupación principal, como así los reflejan las encuestas, es
el paro, la necesidad de trabajo , y a ello debemos dedicarnos.
Todas estas reflexiones y más venían a mi cabeza después de recordar que
ayer, 24 de julio, la Iglesia venera la memoria de 23 mártires, ocho de los
cuales fueron asesinados tal día como hoy de 1936 - uno
de ellos el Beato Juan Pedro del Cotillo Fernández, era natural de Siero de la
Reina (León)- y al hojear
los periódicos del día y encontrarme con la desagradable noticia de que unos desconocidos, discípulos del rencor,
habían graffiteado la Capilla de Nuestra
Señora del Buen Suceso(Lugones), con palabras ofensivas e impropias.
Podría expresar mi queja, mi protesta con las palabras más
certeras y duras que expresar pudiera, pero sería dar pábulo a la violencia y silenciar la ley, de ahí que crea
que la mejor respuesta es la que todos
nos hemos dado en la Constitución Española de 1978 que dice : “Los españoles
son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por
razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social” (art.14) o “Se garantiza la libertad ideológica,
religiosa y de culto de los individuos y las comunidad…(art.16).
Afortunadamente Carolina, protagonista de mis últimos
escritos, ha sido pedida en matrimonio por Cyril Gautier, ciclista del Tour de
Francia 2017, y la Virgen del Buen Suceso va a hacer todo lo posible para que
sus romeros , vecinos y venidos, la
veneren y disfruten de unas fiestas como siempre se han merecido y merecen.
¡Felices Fiestas del Carbayu 2017!
José Antonio
Noval Cueto.
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