Antes de centrarme en el contenido de este artículo pido disculpas si alguien se siente molesto
con este título, pues lejos de mí materializar y animalizar la imagen de la
mujer. Soy de esas personas que agradecen y aplauden la belleza fina y elegante
de una mujer, su feminidad, el cuido de su cuerpo y vestuario, su lozanía , su perfume
y ese aire delicado y sublime que la
eleva y prestigia haciéndola delicada ,
etérea, o sea elegante, atractiva, sin que se note, sin que
“cante”. Hace un tiempo me encontré con una parienta de cierta edad, muy
arreglada y le dije:
- - Estás
como una rosa, el tiempo parece que no pasa por ti.
- Y
ella me contestó:
- Cuando una es joven tiene que merecer y según vas
envejeciendo no desmerecer.
Lección aprendida. Soy de los que piensan que deberían
darnos clase de estética, de modo que todos , y en ese todos incluyo mujer y
hombre, sepamos vestirnos y ataviarnos según nuestra morfología y edad, pues a
todos nos obliga dar y trasladar al exterior la mejor imagen de nosotros
mismos, independientemente de nuestra edad, y así evitaríamos atentados
visuales que circulan por nuestras calles y más ahora en la época de los
pantalones anatómicas o “leguis” “leggins”, no muy apropiados para el
sobrepeso. Siempre hemos de dar la mejor imagen de nosotros mismos, pues como
decía Don Quijote : “Hasta la muerte , todo es vida”.
Hecha esta aclaración no tengo reparo en confesaros que a uno
le viene la inspiración cuando menos lo piensa, de ahí que yo lleve siempre una
pequeña libreta en el bolsillo, como otros la dejan en la mesita de su
dormitorio para anotar sus sueños. A mí,
en esta ocasión, el tema me ha venido rodado y es que el pregonero del
Carmín 2017, don Antonio Blanco Prieto, me lo ha puesto fácil al preguntarse
durante su intervención si sería capaz de enamorar a Carolina, y es que apenas
pronunció ese nombre mi subconsciente me trasladó a los años 80, concretamente
al año 1985, al programa televisivo “Como Pedro en su casa”, presentado y
llevado por Pedro Ruiz Céspedes, donde el humor y la crítica siempre estaban
garantizados y en determinados momentos, para relajar el ambiente o por necesidades
del guíón, pronunciaba la frase que se hizo muy popular de :!Qué buena estás
Carolina!”. A Carolina de Mónaco, compañera de generación y musa de la época, la dejamos para otra ocasión.
Me vino el nombre de Pedro y su frase no porque yo sea un seguidor suyo,
sino porque recientemente , a raíz de la presentación de su nuevo espectáculo
“Eterno” en el teatro Jovellanos, de Gijón, la periodista del Comercio, doña
Azahara Villacorta, le hizo una ágil y útil entrevista – el anglicismo
“interviuvar, interviú perdió la carrera -
que bajo el título de “Este país está podrido” no tiene desperdicio y me
ha animado a escribir estas letras que
quieren dar testimonio de la agudeza y sentido común de Pedro, mientras hay mujeres que desprecian la maternidad
-¿habrá algo más importante?- y publican libros que lo justifican ; mientras hay quien se sublima tanto que ejerce de sibarita para todo y usa moqueta, tafilete y avioneta, amén de
otras reflexiones…A unas y a otros nos deja Pedro estas perlas que a
continuación reproduzco y que motivaron estas líneas y así cuando la periodista
le recuerda que cuidó a su madre trece años, Pedro le responde: “ Es lo mejor
que he hecho en mi vida. Ochenta Oscar de Hollywood no valen nada al lado de
esto”, y al preguntarle por el exceso de vanidad dominante, responde: “El
humano es un chimpancé con altavoz. Nos damos demasiada importancia cuando la Tierra sólo es un
puntito en el Firmamento”…Opiniones sensatas que no se escuchan con frecuencia y útiles para frenar nuestro “ego”. Y en
tiempos donde la corrupción invade todas las capas sociales nos recuerda que “La actualidad no es más que
un eructo de la historia”, o dicho de otro modo, que los problemas y debilidades del hombre son los
mismos hoy que en la época de Julio César, ambición de poder, dinero, lujo,
soberbia…, y eso que como dice el Papa Francisco el camión de mudanza no nos
acompaña cuando morimos.
En la propaganda de su espectáculo “Eterno”, se nos decía que
era el “show” de un hombre libre, de
rabiosa actualidad, donde reirás, te emocionarás y sobre todo te hará
despertar. A los hechos me remito.
José
Antonio Noval Cueto.
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