Soy de los que piensan que la mejor muestra de patriotismo es consecuencia del esfuerzo , rigor, seriedad y lealtad de todas aquellas personas que madrugan y defienden con su trabajo la familia, el concejo, la autonomía, en resumen, España. Todos ellos merecen mi máxima consideración y respeto, y eso que no esperan el aplauso ni lo piden. Ellos son las ruedas y el combustible especial de nuestra economía, de ese coche colectivo que llamamos ESPAÑA.
Nunca he sentido la necesidad de
lucir iconos de la bandera de España en mi reloj, ni en pulseras, ni en los
cristales de mi coche, ni en la solapa de mi chaqueta, porque siempre creí y
creo que el verdadero y fructuoso patriotismo se demuestra con hechos, o al
menos en no perjudicar a mis vecinos, a mi país, pero no tengo reparo en decir
que en los últimos tiempos, ante la indefinición de algunas fuerzas políticas o
ante el virus de negligencia que quieren inyectarnos, me alegro cuando ante
cualquier acontecimiento importante se interpreta el Himno de España o lucen en los balcones y
deambulan por las calles al son del viento, la bandera de nuestra España
constitucional, el símbolo por excelencia de la “marca España”, compatible con
el resto de banderas que ondean nuestro territorio..
Hace unos meses cuando los
temporales económicos azotaban España y las inversiones extranjeras- de
las que tan necesitados estamos- huían de nuestro país, se pregunto a dos expertos
hombres del “marketing” y los negocios cuál sería la mejor noticia que pudiera
recibir y beneficiar “marca España”, y la respuesta rápida y contundente fue:
-
La mejor noticia que puede recibir la “marca España”,
es no ser noticia.
(Eran los tiempos de la prima de
riesgo desbocada, y de amenazas de rescate.)
Hoy , pasados algunos meses,
aunque la situación sigue siendo muy delicada- más de seis millones de parados-
,hemos vivido y disfrutado el triunfo de Fernando Alonso en Montmeló el pasado
12 de mayo, donde se proclamó vencedor del Gran Premio de España de Fórmula 1,
ante casi 95.000 personas presentes en el circuito y más de 5 millones y medio
de teleespectadores que siguieron expectantes, desde sus casas, los avatares de
la prueba. Se calcula que el nivel de negocio que generó la prueba superó los
120 millones de euros.
Ante cifras como éstas nadie duda
que “la marca España” ha salido fortalecida,
y de este bello triunfo uno extrae la siguiente lección y es que sin el
trabajo colectivo no hay triunfos
individuales, pues todos sabemos que por mucho motor, por mucha maestría al
volante, si las ruedas no resisten o si el combustible no es el adecuado, la
estrategia de equipo falla y el triunfo no llega.
Algo parecido pasa con una
nación, cuando las ruedas, -que somos los ciudadanos-, soportan presiones innecesarias, circulan por
carreteras mal asfaltadas o con enormes baches, entonces se producen reventones
y no hay piloto que conduzca el coche, y esto más o menos es la situación que
casi a diario vivimos los españoles y con la desconfianza como norma de vida, de
ahí que reiteradamente se hable de la buena o mala fortuna y eso que la Fortuna , como dice Sancho,
“es una mujer borracha y antojadiza, y, sobre todo, ciega, y así, no vee lo que
hace, ni sabe a quién derriba, ni a quién ensalza…”.
Una vez más Asturias, en esta
ocasión un asturiano, un excelente piloto como es Fernando Alonso ha dado una
muestra de dominio del volante y ha contribuido a que Asturias y lo asturiano
cotice en el panorama nacional e internacional.¡Enhorabuena Fernando!
No quisiera concluir este escrito
sin tener unas palabras de aliento y de pronta recuperación para el sierense
Don Manuel Rodríguez
Villa, que cuando se dirigía en vuelo a Barcelona, para asistir al Gran Premio
de España de Fórmula 1, tuvo que ser atendido en Zaragoza por situación
cardiovascular delicada.
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