lunes, 20 de mayo de 2013

Siero y el Camino de Santiago.


No descubro nada nuevo si digo que Siero y más concretamente Pola, con su 1º Albergue de Peregrinos del Camino del Norte, creado en el año 1.141 por doña María Ordóñez,  está  muy vinculado o debe casi su origen  al Camino de Santiago. Hace unos días los medios de comunicación informaban que el próximo día 8 de Junio, el Patronato de Deportes de Siero organiza su II Marcha del Camino de Santiago, con un recorrido de 23 kilómetros y que tomaría su inicio desde el Puente Romano de Colloto hasta Vega de Sariego. Marcha que se suma a las que anualmente organiza la Asociación del Camino de Santiago de Siero,Noreña y Sariego desde la misma Pola hasta la catedral de Oviedo, y todo ello para reivindicar la importancia que ha tenido el Camino de Santiago y que está recobrando nuevamente en la actualidad, y digo esto, porque desde que se inauguró el Albergue de Peregrinos en Siero, el pasado 3 de junio de 2.010, hasta la actualidad, en las instalaciones ubicadas en Pola, en la conocida Casa de María García de San Miguel, han pernoctado más de 2.000 personas y todas han quedado maravilladas de las instalaciones y trato que recibieron, ya que el Albergue de Pola quizás sea uno de los mejores del llamado Camino de la Costa o del Norte, que fue, además el primitivo camino de Santiago, pues los peregrinos medievales cumplían el dicho de que “Quien visita a Santiago y no al Salvador, visita al criado y no al Señor”. Es de justicia  recordar que el primer peregrino a Santiago fue nuestro rey Alfonso II el Casto que el 4 de setiembre del año 829 mandó construir la primera Iglesia que se erigió  a Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo.

Todo este legado permanecía silenciado, oculto, inoperante hasta que Don Marcelino Oreja Aguirre, siendo Secretario del Consejo de Europa, diseñó 11 Itinerarios Culturales Europeos que trataban de justificar las esencias europeas, en las orígenes de la actual Unión Europea, y el primero de ellos y el de más éxito fue el Itinerario del Camino de Santiago, donde se planteaba y demostraba que el mismo había contribuido a gestar lazos de relación, convivencia y amistad entre todas las naciones que hoy integran Europa, y donde se encuentran vestigios de su importancia desde la misma Islandia , pasando por Alemania donde las campanas de la vieja S. Jacobi Kirche, de Rostock, daban el primer saludo,  Hannover,    después Francia , donde ya en el siglo XII existía una “Guía del peregrino de Santiago de Compostela, cuyo autor fue Aymeric Picaud, y finalmente, la tierra de destino o fin de viaje Jacobusland o Santiago de Compostela.  Este I Itinerario fue Premio de la UNESCO 1.983 y posteriormente Premio Príncipe de Asturias de la Concordia del año 2.004.  La importancia del Camino de Santiago a su paso por Siero, pendiente en la actualidad de alguna  precisión, fue aportada por el Ayuntamiento de Siero en su defensa y apoyo de la Capitalidad europea de la Cultura para Oviedo.

Pero no se acaban aquí los testimonios que avalan la importancia del Camino de Santiago, así Älvaro Cunqueiro en su artículo “ A la romería de Compostela” decía “ El camino que lleva al sepulcro del Apóstol Santiago, a medias escrito entre la tierra y el cielo , puede ser que sea una de las más anchas y fecundas venas que crucen la tierra y pueden andarlo los hombres, romeros encendidos, seguros de que al final está la piedra que lava los pecados…Media Europa, y la más entrañable, por cierto, se escribe según esta romería de Jacobo Zebedeo, que cruzó mares de paganía para ser enterrado en las tierras hirsutas del Finisterre”.

Por todo lo dicho que busca únicamente avalar la importancia que ha tenido y debe tener el Camino de Santiago y en especial en Siero, sólo me resta desear una mayor implicación de toda la sociedad civil, los poderes públicos y el sector turístico (hostelería y hotelería) en la defensa y potenciación del Camino de Santiago a su paso por Siero, pues es una fuente de recursos que creo que aún no lo estamos optimizando en su debida medida.


                                                 José Antonio Noval Cueto.



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