Antiguamente
cuando se proyectaba cine en algunos pueblos del Concejo, allá por los años 60,
y se preguntaba al técnico de que trataba o iba la película, respondía de
manera tranquiliza y perezosa:
- Ye de pena.
Hoy
con estas letras, no voy a hablar de penas, sino de alegrías, de ilusiones, de
proyectos, de un pueblo vital, de una comunidad entregada en pro y para sus
fiestas, de un pueblo dinámico y con futuro, Collado, y como no de su Sociedad
de Festejos, con su mítico presidente,
casi cuarenta años en ejercicio, don Adolfo Vega , y los jóvenes integrantes de
la misma, donde se conjunta la experiencia y prudencia del Presidente con el
riesgo y afán de aventura de sus jóvenes colaboradores. Todos ellos arropados
por su parroquia- de una extensión de 5,27 kilómetros
cuadrados y unos 490 vecinos- hacen
posible que se celebren Las Fiestas de San Cristóbal, que tienen lugar el
primer fin de semana de Julio, y que entre sus muchas singularidades tiene el
privilegio de convertir todo su pueblo en camerino y que por su escenario
gratuito del “prau” de la fiesta, hayan pasado o pasen figuras de renombre
universal como: María Jiménez, Los del Río, David Civera, Melendi, El sueño de
Morfeo entre otros o próximamente “Mojinos escozios” . A ello se dedican desde el día siguiente de la
última fiesta, y lo hacen de una manera constante y callada, sin hacer ruido,
pero persistente.
Una
de sus muchas actividades es la
Espicha anual, que este año, el pasado 4 de mayo, congregó a
casi quinientas personas, tantas como vecinos tiene la parroquia, en una nave
del Polígono de La Moral
(Sariego) cedida gratuitamente para la ocasión por Congelados Sariego, y que
hizo las delicias de todos los comensales, congregados en torno a un exquisito
pulpo, preparado por expertos pulpeiros de Lugo, con una textura y calidad
difícil de superar, unas gambas de un
suave y exquisito sabor que daban la sensación que habían sido cocidas
recientemente, unas abundantes tablas de embutidos y queso, así como unos postres
típicamente asturianos, donde no podía faltar la sin igual casadiella. De todo
ello en abundancia,- fueron más de 200 kilos el pulpo consumido-, y regado por un buen vino del año de León,
así como el típico vino blanco riveiro, y como final el café de puchero. Todo
ello servido en tiempo record y con la máxima profesionalidad, gracias a la
colaboración y entrega de los 20 jóvenes
o voluntarios de la Sociedad
de Festejos que ataviados con sus camisetas de color verde intenso, rotulaban,
satisfechos, sus espaldas con letras, de color negro, que decían: “P’a Fiestes, Les Nuestres”.
Pero
si siempre es agradable la calidad de una buena mesa, de una abundante cena, es
más sustancial aún el compartir una buena compañía, máxime ahora que tanto se
habla de la importancia de los contactos,¿habrá mejor contacto que el pueblo
llano?, del saber relacionarse, y es que durante toda la velada el ambiente que
se respiró y vivió fue de sana convivencia, de amistad, de camaradería ,que si
siempre es importante, lo es más de destacar aún en esta ocasión, donde
predominaba un público joven, que en todo momento supo estar en su sitio.
En
esta larga sobremesa, que duró hasta las primeras horas de la mañana, no
faltaron las típicas fotografías que inmortalizan la ocasión, el oportuno
“¡Cumpleaños Feliz, te deseamos todos!”, o las típicas presentaciones e
intercambios de saludos, donde tuve la oportunidad de conocer los desvelos de
muchas personas para llevar adelante su proyecto, en épocas de crisis, y digo
todo esto porque allí, en esta cena, también contamos con la presencia de
importantes empresarios de la zona, que hicieron un hueco en sus apretadas
agendas para disfrutar de la fiesta con sus vecinos, con sus amigos de
infancia, con su pueblo, con sus raíces. Me refiero a un grupo de empresarios
especiales, a esos que se “arremangan la camisa”, los que son plena actividad,
aquellos que su jornada laboral empieza al amanecer y termina al anochecer y
que disfrutan y pelean por llevar a cabo su ilusión, su proyecto, pues no es un
hombre más que otro, sino quien más hace. En una de esas conversaciones se me
hizo partícipe de un bello proyecto que se está poniendo en marcha, que no es otro que
abastecer o llevar a los domicilios de las personas que viven solas, un menú
diario, variado y a un precio asequible. Proyecto que en su día abanderó mi
buena amiga Rosa Valle, y que por motivos que desconozco no se realizó.¡Ojalá
sea una realidad, pues son muchas las personas que se beneficiarían en nuestro
concejo y otros!.
Cuando
hay buena compañía, cuando uno está a gusto, la noche da para mucho, no sólo
para tomarse un buen “Gin-Tonic”, sino también saludar a aquellas personas que
hace tiempo que uno no ve, o para recordar sus viejos tiempos de bailarín en el
Loriga o en el Samoa, y para ello contábamos con la singular orquesta
“Sensaciones”, que a lo largo de toda la velada procuró complacer todas las
sensibilidades presentes en la
Espicha , desde la típica Copla española hasta el típico deseo
expresado en forma de canción “Sólo te pido que me hagas la vida agradable si
decides vivirla conmigo…”, hasta el último tema salido de los cuarenta
principales. Chema y los suyos consiguieron lo que querían, contentar a todos,
y los que bailamos mal, tenemos solución para el problema, clases de baile a un
módico precio.
Prometí
lo que decía, que hoy hablaría de alegría, de ilusión, y eso fue lo que yo viví
en la Espicha
de Collado, pues también en la fiesta,
en la alegría se observa la vitalidad de un pueblo, de una parroquia, de un
Concejo, de una provincia… y me hizo suscribir
que “P’a fiestas, les Nuestres”, les de Collao, les de Siero, les de
Asturies.
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