lunes, 20 de agosto de 2018

“A Xuacu gustai Blasa…”


Han acabado las fiestas del Carmen de Traspando y en este pueblo sierense vuelve a ser noticia el ciclismo, convertida ahora en carrera de “chapes”  entre Antón y Xuacu, como en otro tiempo, no hace mucho, algunas décadas, subían el mítico Piqueru , con premio en la cima, Julio Jiménez, Martín Piñera, Pérez Frances…, pero esta vez no hubo necesidad de sirenas de guardias de tráfico, ni caravana de motos que apoyase a los corredores. Ahora sólo hizo falta la palabra, el gesto, el movimiento en escena de cuatro actores, dos hombres (Antón y Xuacu) y dos mujeres (Telva y Blasa) y un sobrio decorado: fuente, plaza y casa…que nos sitúan en el otoño de 1947 y a través de sus avatares y juegos nos  desgranan sus preocupaciones. Entre escena y escena una grabación, que hace las veces de coro griego,   prepara  al espectador  lo que va a encontrarse. Y todo ello transcurre en una pequeña carpa situada en el patio de las Escuelas, que también para la ocasión muestran una original exposición con fotografías de cursos y alumnos  del pueblo, así como pupitres y libros de la época, donde no puede faltar la Enciclopedia Älvarez , Fábulas , una edición antigua del “Viaje a la Alcarria” entre otros, así como  la  peonza con su cuerda correspondiente.
Una vez más el teatro, el género más popular en España – según Clarín- y de más abolengo, sirvió de espejo de una época, de unas costumbres y de unos tiempos muy diferentes a los actuales. Estamos en la inmediata postguerra donde la escasez y la necesidad tenían su trono. Época de juegos colectivos: chapes, banzones – hoy canicas-, peonza, escondite, cascayu…y ya en los inicios de la adolescencia el pudor, la ternura, las primeras miradas, el primer beso, y a ello contribuyó un argumento muy bien interpretado que buscaba contrastar tiempos, comparar y sacar los aspectos positivos y negativos, las bondades del pasado y los obstáculos del presente; que no todo tiempo pasado fue malo, ni todo tiempo futuro mejor, y es que y aquí viene la queja, la denuncia: Los pueblos se despueblan, quedan “cuatro vieyos”.
La puesta en escena sencilla, natural, original y cada personaje muy metido en su papel. Una de las sorpresas mejor guardadas fue la incontinencia urinaria de Xuacu y la solución técnica diseñada. Limitación que  siempre se hacía presente cuando el abusón de Antón le presionaba o cuando Blasa, “ la de la nariz de pasa” se hacía la encontradiza y le hablaba; por el medio referencias a la mitología asturiana  como el “cordobeyu” o a los ases del ciclismo de la época, en las figuras de Berrendero y Langarica.  Para este contraste de épocas el autor sitúa a los personajes en la Navidad, Antroxu y Cuaresma, y así se desliza la trama, donde poco a poco descubrimos que a “Xuacu gustai Blasa”. Todo expresado en un lenguaje sencillo, fácil comprensivo – el bable nuestro, de Siero, Valdesoto, Traspando…-, con imágenes originales , y de manera constante y como corresponde al juego de niños y sus secretos, el juramento – no eran los tiempos del prometo ni del imperativo legal-  el  “juro por mi pá, mio má, mi güelu, mi güela y las terribles consecuencias del incumplimiento: “que el pelo, que los ojos, que tu lengua sea tan larga como el “mangu” de una fesoria…”. Concluye la obra con el reencuentro de aquellos niños ya convertidos  en “vieyos”, y la casa de sus encuentros infantiles en venta, y es que en los pueblos “Ya sólo quedamos cuatro vieyos”.
Mensaje muy actual y que exige una pronta respuesta de la Administración y más ahora que tanto se habla del Plan de la Asturias Central, donde el medio rural ha de tener el tratamiento adecuado. Tema de por sí grave y más aún en la Asturias de las alas, donde la despoblación adquiere tintes alarmantes. En Traspando ya no tenemos escuela.
No pueden empezar mejor unas fiestas que con el amparo del teatro, y después el reencuentro de familiares y amigos que regresan para venerar a la Patrona, la Virgen del Carmen y revindicar sus orígenes: soy de Traspando y como tal ejerzo. Los demás ingredientes los típicos de una romería asturiana: parchís, bollu preñau, botella de sidra y música baile para la verbena amenizada por el Duo Duende, que fue del agrado de todos. El plato fuerte,el domingo, día 19, con la Misa Procesión de la Virgen del Carmen por el pueblo, música de gaita y tambor,  y la siempre esperada  actuación del  Coro del Hogar de Pensionistas del Berrón que nunca defrauda. Posteriormente subasta de la tradicional cesta, sesión vermut y comida de hermandad a base de fabada, pitu  caleya y arroz con leche., y todo ello en un día espléndido  Ingredientes básicos para pasar un día feliz con los nuestros y entre los nuestros.
  Una vez más y desde hace 10 años la Asociación de Vecinos de Traspando hace lo posible y lo imposible para que nosotros, los vecinos, celebremos a nuestra Patrona. ¡Muchas gracias! ¡Ah, se me olvidaba deciros que  la partida de “chapes” entre Berrendero y Langarica o mejor entre Antón y Xuacu acabó en empate!
Ha sido un placer una vez más gozar de la presencia  entre nosotros del Grupo de Teatro San Félix de Valdesoto  y su obra “Ello yera una vez”, y  una vez más  decir aquello de “que de casta le viene al galgo”, pues pocos pueblos de España tienen su naturalidad  y capacidad interpretativa.
  ¡Viva la Virgen del Carmen y hasta el próximo año!

                                               José Antonio Noval Cueto.

P.D  “Mi reino vivirá mientras estén verdes los recuerdos” (José Hierro)




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