Nunca pensé tener que escribir estas letras y más después de
cuarenta y tres años de su fallecimiento pero el decreto ley aprobado a
mediodía por el Gobierno, me obliga a ello y me traslada a la Plaza Feijoo de Oviedo
, sede entonces de la Facultad de Filosofía y Letras , y a una clase de
Literatura de finales de los 70, poco después de la muerte de Franco, cuando un
profesor para evidenciar el desarraigo y desconocimiento de España que tenían
los exiliados españoles en Méjico – ejemplo
válido para cualquier otro lugar- nos comentó el argumento de un cuento
titulado “El día que muera Francisco Franco”, cuyo autor creo, si mal no
recuerdo, que era Francisco Ayala y que tiene como protagonista a un camarero
de un café en el que todas las tardes se suelen reunir los exiliados españoles,
y que ,después de muchos días y tardes
de café, escucha que en todas las mesas
se hablaba el mismo tema y no era otro que “el día que muera Francisco Franco”,
y él, el camarero, lleno de curiosidad y
de una extraña generosidad, viene a España y decide satisfacer sus deseos, que
no son otros que asesinar a Franco. Cumplido el objetivo y ya en Méjico,
reincorporado nuevamente a su trabajo comprueba con asombro que sus clientes,
los exiliados, siguen hablando del día que muera Francisco Franco.
Algo así nos está
pasando ahora en España, después de haber dado televisión y sepultura a Franco
un 20 de noviembre de 1975, o sea hace casi 43 años, no sé cuantos meses,
semanas y días…pero si unos desentierran a Bolívar, aquí a Franco, que los
últimos días vuelve a cabalgar como el Cid, después de muerto, y está generando unas retenciones de tráfico en
la A-6 nunca vistas, que ni en época de nieves y hielos, y el responsable de
todo esto es un gobierno hipotecado que quiere evidenciar que la culpa de todo
lo que ha pasado y pasa en España es de Franco: de la mala conservación de las
infraestructuras, de los pantanos – despectivamente le llamaban Paco Pantanos- ; de las pagas extra que vacían la Caja de las pensiones; de haber implantado
la Sanidad para todo españolito que tanto dinero nos cuesta, o de haber
impulsado la construcción de viviendas sociales, ahora que tenemos burbuja en la vivienda.
De los casi 46 millones de españoles desconozco cuántos han
vivido y coincidido con Franco, sé que en el
patio lateral de casa, donde
jugábamos al balón, cuando empezaba a llover, Benjamín llamaba a su madre y le
decía:
-
Mamá…llama
a Franco y dile que pare de llover.
En el mes de mayo, cuando era la época de pescar, los niños
de mi barrio, el Cruce Nuevo de Lugones, nos agolpábamos en las aceras, pegados a la valla para ver pasar
a Franco y a su escolta. Nunca nos
poníamos de acuerdo sobre qué coche llevaba a Franco, quizás el de los
cristales verde oscuros, el tercero, el quinto…De su fallecimiento empezó a informar
Radio Nacional de España hacia las 6 de la mañana con esa música que presagia
problemas, malas noticias, muerte…
Han pasado 43 años, se pactó una Transición y ahora,
incomprensiblemente seguimos diciendo
“el día que muera Francisco Franco”. Parece que algunos no quieren que
desaparezca de nuestras vidas, que nos acompañe, que justifique su inexistente
programa político, que oculte sus desaciertos políticos - del Aquarius a la
expulsión de migrantes y eso que el Presidente dijo que “con este
Gobierno lo que ha empezado es la política migratoria que no había hasta ahora”-
, que les reporte algún voto, pero con todo, lo más grave es que después de
casi ochenta años, aún no nos hemos
puesto de acuerdo para levantar un Acta objetiva y rigurosa, una
Historia que contente a todos, de lo
ocurrido en los años 30 en España,
especialmente del 1936 a 1939, y es que entre las versiones de los vencedores y
las de los vencidos la verdad, la objetividad y el rigor se tambalean.
Ochenta años después de terminar la Guerra Civil estamos
inmersos en otra Guerra, la de la memoria y no con el noble fin de aclarar
hechos, situaciones, sino con la única intención de tensionar, de fragmentar,
de enfrentar a la sociedad española, sembrar odio y esto
es algo que la mayoría de la población crítica, desecha, y es que sus mayores
les dijeron: Que nunca se repita, que no ocurra más…Hoy, como ha dicho
recientemente José Luis Garci , sería imposible la Transición política que
entre todos nos hemos dado y que pasará
a la Historia como uno de nuestros periodos más florecientes.
Todo vale para llegar al Poder, conseguir votos, y ya que no
hacemos gestión ni resolvemos problemas , tensionemos con propaganda,
publicidad, polémicas, pasado…Hoy cuarenta y tres años después de su muerte, el gran
problema de España sigue siendo Franco – de ahí la necesidad de un decreto-ley urgente; pensé que el propio presidente Sánchez explicaría y justificaría la
necesidad- y es que da la impresión que algunos
aún lo necesitan para
conseguir votos y exhibir su credencial
de progresista. De los pobres que se ocupe Cáritas.
José Antonio Noval Cueto.
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