jueves, 9 de agosto de 2018

“Matar no es un derecho…”


 

Desde que hoy , día 9 de agosto-  onomástica de la filósofa carmelita judía  Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein en su vida civil),  ejecutada en Auschwitz tal día como hoy de 1942- aparece en las imágenes de los digitales una pancarta de una manifestante argentina con las palabras que titulan este escrito,  fue tal el impacto que sabía que me obligaría a escribir estas letras, sabedor que su contenido no va a ajustarse al “se lleva”, a la moral del momento, como si robar o matar no fuera punible de por sí, por muchas eximentes o pretextos que busquemos.

Y es que desde que se pide y se publicita que se derribe el Acueducto de  Segovia para olvidar la opresión romana ; desde que se dice que las diferencias entre hombre y mujer dependen más de las circunstancias que de la genética- los medicamentos de la mujer no siempre sirven para el hombre -  ; desde que se practica una ecología excluyente, aplicable  sólo a temas políticamente rentables , pero no a todos los temas que puede y debe abarcar: nacimiento y desarrollo del ser humano ; desde que todo se justifica en razón de los intereses de algún grupo de presión o de intereses económicos inconfesables y desde que en esta ceremonia de la confusión la locura arraiga y coge cada vez más fuerza, creo que a mi edad y cuando ya no dependo del favor  , ni del aplauso de nadie, sino de mi conducta y honor – así  me criaron y educaron-, me sea permitido decir : ¡Basta!, y es que uno desde su más tierna infancia debe saber que la vida va en serio y que cada uno es protagonista y responsable de la suya, por mucho que las circunstancias limiten o condicionen su libertad. Se habla de suicidio demográfico, de crisis humanitaria, pero se buscan los argumentos más ladinos y sofisticados – por aquello de contentar a la inteligencia- , para negar lo que no se puede negar,  que es el derecho a nacer de los ya concebidos, de los  que quieren nacer.

Ahora que se celebran los cincuenta años de la encíclica de Pablo VI “Humanae Vitae”; ahora que avanza la despoblación y que las nuevas técnicas agrícolas permiten cosechas espectaculares…aun así aumenta el número de abortos y el número de jóvenes adolescentes embarazadas no disminuye, y eso que muchas de ellas dicen haber recibido información sexológica… aumenta la violencia machista y la percepción de la mujer como mero objeto de placer o ente pasional gana enteros. Creo que ha llegado el momento de plantearse qué modelo de sociedad, de ser humano estamos creando y es que las dosis de infelicidad y angustia que invade a nuestros jóvenes (hombre, mujer) son muy altas y basta para ello fijarse en el botellón de fin de semana y sus consecuencias, y es que los mensajes que reciben desde hace años ya no hay cabeza que lo lleve, que lo soporte. Todos reclaman un momento de felicidad, de felicidad de la buena, démosla.  A todos nos compete. ¿En qué quedan muchas de sus ilusiones y proyectos? En una mala noche, en una mala posada, con una mala compañía (prensa, televisión, cine, libro, amigo/a…).

Hoy, el  senado argentino ha paralizado la ley del aborto, y entre los muchos argumentos, el más básico es que “Nadie tiene derecho a matar”. Podría buscar muchos ilustres apoyos para defender este aserto, pero me voy a basar en la sabiduría de Blas, mi amigo de infancia, quien me llevaba a plantar patatas a su huerta ya que si no se plantan,  como decía su abuelo,no se comen, y quien no hace mucho, a pesar de la abundante lluvia, plantó fabes . Aró la huerta, trazó los surcos y después depositó la semilla en los mismos. Al cabo de unos días,  no sé si  tres , cuatro o siete días…  los surcos se poblaron de pequeñas plantas, unos más que otros, y la pregunta que me hago es ¿en qué momento germinó la semilla? …Lo ignoro, pero seguro que si no se siembra, la planta no brota.  

Lo ocurrido en Argentina ha sido un triunfo de la vida. Esperemos que vaya a más, y que el apoyo a las familias monoparentales, las más sensibles a la crisis, se incremente.

                                            José Antonio Noval  Cueto.

  P.D  Se me olvidaba deciros que una de las personas que más ha luchado en favor de la dignidad de la mujer ha sido Edith Stein, o sea Santa Teresa Benedicta de la Cruz.



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