Hoy los medios de comunicación nos hablan del descubrimiento
de un sistema de siete planetas como la
Tierra que podrían acoger vida, tener agua; ayer que la expectativa de vida de
las mujeres podría llegar a los 90 años en el año 2030, y hace unos días que
los problemas del puente de la variante de Pajares se habían resuelto o que la lluvia
puede mitigar el precio de la luz entre otros muchos... , pero hay noticias o
temas que no suelen airearse, que se
silencian, se pasa página, se dice egoístamente a mí no me toca. De vez en cuando
algún grito de estupor, de angustia, al conocer conductas que rondan la locura, lo inimaginable, lo nunca visto , y como prueba algunas noticias o videos que circulan por la
red…¡De preocupar!...Denunciamos la
contaminación de la atmósfera, la acústica , incluso la visual, pero la
indigencia moral en que se crían y desarrollan nuestros jóvenes se oculta, se
calla. ¿De qué se abastecen? ¿Quién les educa? ¿Quién les contamina? La
respuesta rápida y fácil: TODOS, o sea la familia, la sociedad , el colegio, la universidad , pero
especialmente la cultura de la imagen , especialmente
televisión e internet, que ejercen con
frecuencia de niñera, maestra, educadora y cuidadora. Ha llegado el momento de
hablar, de pensar, de proteger el orden social y moral que nos hemos dado , de
replantearse cuál es nuestra función en la sociedad y
reconocer que el viejo lema de los 90 de
“chaval: trabaja, consume, calla”, no sirve. Uno no puede ir de sonámbulo por la vida, uno debe
ser dueño y protagonista de su propio destino o al menos intentarlo, debe tener
alforjas para el camino.
Esta situación que se percibe y se palpa en el ambiente no ha
surgido de la noche a la mañana, sino que se ha ido larvando desde mediados del
siglo XX y con más intensidad desde 1970,como bien documenta Benedicto XVI, cuando
se empezó a decir que no hay nada malo en sí mismo, sino sólo cosas “relativamente
malas”, y que lo bueno y lo malo dependía de las circunstancias. A partir de ahí
vienen estas aberraciones, estas
tempestades que socaban y ponen en peligro la cultura de Occidente, y que deben obligarnos a todos, - ciudadano,
padres…- y también a los medios de comunicación (TV, Radio, prensa, Internet) a
plantearnos qué contenidos o modelos de
conducta divulgamos, si es que creemos en el sistema que hemos recibido de
nuestros mayores y si queremos no sólo mantenerlo , sino perfeccionarlo, algo
que está en peligro y de esto que digo hay abundantes huellas, alarmas, baste
como dato la delicada salud que tiene el
matrimonio tradicional, monogámico, de siempre, que fue y es una de las bases
del mundo occidental. Si perseguimos las cazas y talas furtivas, con más motivo
habrá que protegerse de los que quieren destruir nuestro estilo de vida.
Se ha celebrado recientemente los 60 años del inicio de la
Televisión Pública Española y veintisiete desde que un 3 de marzo de 1990
empezó a emitir la primera televisión privada. Fui de esas personas que se alegraron con esa
decisión y que deseé éxito en la
andadura, pues facilitaba el deseable pluralismo. El tema no era fácil, pues la publicidad es la que es y muchos a abastecerse
de ella. Sé que toda empresa debe tener beneficios y que ésta debe ser una de sus preocupaciones, pero
siempre he defendido que calidad y beneficio no deben estar reñidas , y creo que en esa dirección se debe ir. Hace unos días se comunicó que Mediaset en el año 2015 había triplicado sus beneficios, o sea
de 59'5 millones de euros en 2014, pasó a 166’2 millones, y Atresmedia duplicó
también sus beneficios, de 46,7 millones de euros en el 2014, a 99,2 millones de euros.
Resultados económicos excelentes que me permiten recordar que el verdadero progreso de una sociedad, concretamente España, debe ir arropado por el bien y la moral, y es
ahí donde todos los medios de comunicación tienen hacer una importante labor pedagógica que nos beneficie a todos, y este partido no se
puede perder, porque no hay repetición. Ha llegado el momento de plantearse qué progreso queremos. ¿Si protegemos y cuidamos la naturaleza
no debemos velar y cuidar al ser humano?¿Si prevenimos y combatimos la obesidad y diabetes de niños y jóvenes, no debe preocuparnos los referentes, contenidos y pautas de conducta que reciben?
José Antonio
Noval Cueto
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