domingo, 12 de febrero de 2017

“En busca de las esencias"




La vida va tan rápida que uno va a tener que reclamar daños y perjuicios por la lactancia infantil y la enseñanza recibida, pues muchas de las bases de la misma han sido puestas en cuestión, y llevan a uno a asombrarse,  cuestionar   sus principios, sus certezas, e incluso  replantearse si en la naturaleza los seres son  sexuados o asexuados, ya que alguna eminente autoridad de la progresía actual , sin el menor respeto por la biología y anatomía humana, dice que esto depende de las circunstancias,  no de la naturaleza , en clara oposición a los principios ecológicos que dicen defender. Hipótesis que nunca han planteado nuestros clásicos  y que sólo defienden supuestos   intelectuales   con la única obsesión de destruir el pasado y omitir toda referencia a las bases culturales que vertebran lo que hoy llamamos Europa, España, Occidente…en claro desprecio a nuestras esencias, especialmente al cristianismo.

En mi artículo anterior reclamaba una defensa de las mismas y  denunciaba y reclamaba una mayor protección y respeto para la música en español, ya que la lengua es sangre del espíritu y más nos puede conmover la letra de nuestras canciones españolas que aquellas cuyo contenido desconocemos. No  han pasado ocho días y nuevamente nuestra falta de personalidad sale a relucir. España, como ya pasó el año pasado,  va a participar en Festival de Eurovisión con una canción en inglés,  mensaje  desconocido para la mayoría de los españoles, ya que, afortunadamente ,   nunca fuimos colonia inglesa y si de algo se lamentan nuestros políticos, periódicamente, y todos nosotros  es que Gibraltar no sea española. Mientras escribo estas letras retumba en mis oídos la letra triunfadora de Massiel allá en 1968, que dice: “Yo canto a la mañana, que ve mi juventud y al sol que día a día nos trae nueva inquietud…”

Siempre me ha sorprendido que en los temas medioambientales y científicos las opiniones menos reclamadas   y respetadas sean las de los científicos, como también me preocupa  que ante los dislates y locuras de la cultura del envase y de la etiqueta falten voces de intelectuales  que denuncien el engaño, la manipulación,  digan ”¡basta!”  e impidan que una falsa cultura, alimentada por la imagen, la mentira y el me apetece se enseñoreé del mundo y evite los  verdaderos retos del momento, o dicho de otro modo que crea con velas y flores se  frena la violencia de cuchillo y pólvora.

Hace ya algún tiempo que alguno de mis amigos me dice que sólo lee a clásicos como Galdós, Baroja , Neruda, aunque eso le suponga ser analfabeto informático, pues prefiere tener sentido crítico, pensar por sí mismo,  que ser mero sobreviviente de la especie humano, seguidor  del ruido y de la imagen . Mi amigo reclama algo más y en ese algo más la base es el ser humano, en toda su dimensión, de ahí esa necesidad de la búsqueda de las esencias que quiero compartir con vosotros y que uno puede encontrar donde menos lo espera. Así hace unos días me encontré con el testimonio de un joven cantante de tonada, casi un adolescente, de nombre David Fernández, que después de cantar tonada y flamenco – no es nuevo el hermanaje   entre ambos-  al preguntarle Chus Pedro que qué era lo que menos le gustaba de su oficio, la respuesta rápida y sin titubeos fue: Cantar en inglés”. También por esos días en  un artículo  titulado “Los antiguos parapetos de Europa”, su autor, el historiador inglés Hugh Thomas dijo: “Con la llegada del cine, nuestra “cultura” tiene más influencia estadounidense que  francesa o española, y no digamos ya alemana o italiana. Dante, Schiller, Proust y García Lorca  son importantes para mí, pero, para la mayoría de mis conciudadanos, Hollywood cuenta mucho más”.

Creo que estos dos ejemplos justifican  por sí solos la necesidad de buscar y defender nuestras esencias. Un saludo.  


                                        José Antonio Noval Cueto.

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