jueves, 15 de agosto de 2013

¡Felicidades, Papá!


Papá, hoy, 13 de agosto de 2.013, cumples 100 años, de los que 83 has estado en la Tierra  y el resto, desde el año 1.997, los pasas en el Cielo, en la Casa del Padre. Desde allí velas por todos nosotros y haces que tu recuerdo sea estimulo, sea vida para nosotros, pues tú y mamá, con vuestra manera de ser, con vuestra dedicación y entrega habéis logrado que yo sea la persona que ahora soy, que gracias a vuestro amor  haya podido conseguir cosas en la vida, abrirme, en resumen, un porvenir. Si no hay día que no me venga a mi cabeza tu recuerdo, tus aficiones, tu periódico,  tus cartas, tu Sporting,- siempre recordaré con agrado las muchas veces que me llevaste al Molinón, donde me recreaba con mis mitos vivientes (Alonso, Florín, Pocholo, Solavarrieta…) , tus vivencias- los difíciles años de postguerra, tu lucha por buscarnos y ofrecernos un futuro mejor, de ahí tu andadura de picador a chigrero, pasando por ganadero y molinero- ,  también, como no,
los muchos problemas que en la vida tuviste que afrontar, el más duro la enfermedad y muerte de Esperanza, mi hermana, pero también hubo momentos estelares, mi boda, mi empleo, los nietos y especialmente vuestro nietos por excelencia, los hijos de Esperanza, Yoli y Alberto, vuestros hijos tardíos…En vosotros se cumple una frase que recientemente he leído que dice que el mejor regalo que pueden tener unos hijos es que sus padres se quieran, y es que el amor todo lo puede, mueve montañas, y ha sido ese amor el que os ha llevado a confiar en mi, en mis posibilidades, a pesar de las tentativas y tropiezos que uno tiene que sortear en la vida…Y fue ese amor, lleno de riesgos, de dos jóvenes poco más que adolescentes, de 19 y casi 17 años, que se casaron el día de fin de año de 1.932, el que ha dado forma a una familia sana, fuerte, robusta, donde la sinceridad, la nobleza, el trabajo y la ética han sido sus pautas de comportamiento, pues decías que todos tenemos que vivir, todos tenemos derecho a una pequeña cuota de felicidad, todos  tenemos derecho a mejorar, a intentar construir nuestro pequeño paraíso…Pero ese ejemplo de generosidad no se limita únicamente a la familia, sino también hacía el prójimo , a los que os rodeaban…Así los tiempos del hambre y  la maquila  en el molín  y la multitud de gente que ayudasteis, que no tenían grano para hacer “fariñes” ni “boroña”: los momentos difíciles de muchas personas que venían de otras provincias de España para afincarse en Lugones y que siempre encontraron en vosotros vuestra protección, vuestra comprensión, pues aunque decías aquella frase de “No se puede tener la cartera de luto”, siempre ayudabas al que no tenía, al que no llegaba a final de mes, al que , a veces, no ganaba para pagar la pensión…Para ti, Padre, la felicidad era una partida de tute, de subastau, y el día que no podías jugarla, se te veía triste, cariacontecido, que es lo mismo que me pasa a mi cuando no puedo leer, escribir…De vosotros aprendí que nada de lo humano me debe ser ajeno, que todos necesitamos de todos, que nadie es más que nadie y que la palabra y la conducta de una persona es la mejor herencia que uno puede trasmitir a sus retoños. Papá me hiciste ver que no todo es dinero, que en la vida hay muchas cosas más importantes. También en tus muchos años de enfermedad, esos problemas de bronquios, de respiración, las botellas de oxígeno, las muchas veces que tuviste que ingresar en Silicosis, siempre trasmitías tranquilidad  , nada de desesperación. Después de jubilaros, de dejar el bar, siempre os recordaré jugando a ti y a mamá a la baraja, cubriendo la quiniela o esperando al décimo semanal de Lotería. Sé que uno de tus grandes ilusiones era que te tocará un premio gordo de Lotería o Quiniela, para repartirlo con todos nosotros, pero no te lamentes por eso, que nos has dejado algo de más valor, más importante, que es el cariño, tu ejemplo, la entrega de unos a otros,  el sabernos una familia fuerte, unida, sólida, que está ahí, que aparece cuando hay dificultades…Podría contar muchas cosas un día como hoy, donde con estas letras te cuento lo mucho que te quiero y como , a pesar de la distancia, vas conmigo, y en ese ir conmigo eres mi compañero de fatigas, de vivencias, eres junto con mamá, mi ángel de la guarda. Protección que os imploró para uno de los acontecimientos más importantes que próximamente nos espera, y es que Beatriz , mi hija, Dios mediante, a primeros de enero, se convertirá en mamá, Beli y yo en abuelos y vosotros tendréis un/a bisnieto/a nuevo/a…

Por todo lo dicho: ¡Muchas gracias y desde tu trono en el Cielo no nos olvides, os necesitamos!



                                                          Tu hijo José.




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