Después
de la tragedia de Santiago y de la sinceridad de su maquinista, parece que los
brotes de sinceridad también llegan al Senado, convertido en Congreso de los
Diputados de manera temporal, empezando por el propio Presidente del Gobierno, Sr.
Rajoy, que no tuvo reparo en decir “Me equivoque” al referirse al llamado “caso
Bárcenas” y reconocer que se han pagado sueldos, remuneraciones complementarias
por razón de cargo y que todos esos ingresos privados deben ser declarados a
Hacienda, como él ha hecho y documentado.
Si
todo debate tiene sus riesgos y sus consecuencias, éste, del pasado 1 de agosto
de 2.013, muchas más, debido a la actitud remisa del sr. Presidente a comparecer en el Parlamento
para dar las explicaciones que los vecinos demandaban ante las alarmantes
noticias de prensa de los últimos meses (especialmente los llamados “papeles de
Bárcenas). De ahí que el Sr. Rajoy tuviera que pergeñar un discurso de 34
folios a doble espacio y con un tamaño de fuente medio, donde después de
recordar a las victimas del accidente de Santiago, ofrecer apoyo a sus familias
y agradecer al pueblo de Angrois su entrega y ayuda, aireó un argumentario
centrado en criticar la “irreflexiva y pueril” Moción de Censura anunciada por
el PSOE –crítica que hizo al inicio de su intervención y al final-, reconocer
que se equivocó al confiar en el Sr.Bárcenas , explicar de manera breve la
instrucción del caso Bárcenas , pedir que los jueces puedan realizar su
trabajo, y no querer convertir el Parlamento en un tribunal. Todo ello apoyado
con datos sobre la evolución económica
de España, las confesiones personales ya citadas y la petición de
responsabilidad y altura de miras a toda la clase política, de modo que todos favorezcan
el progreso de nuestra nación. Termina su exposición con una invitación a
combatir la corrupción, y para ello recuerda y airea las medias que se han
tomado y se van a tomar en la lucha contra la misma (Ley de la Transparencia …).
Este medido discurso , de tono combativo,
centrado principalmente en el Sr. Rubalcaba y en los supuestos comunicadores
cómplices del “llamado caso Bárcenas” , se abasteció de multitud de citas o
frases de hemerotecas, que quizás por error terminaba con la muletilla “Fin de
la cita”, que al ser tantas veces repetidas y después utilizadas por los
portavoces de la Oposición ,
fue el titular de la jornada y dio pie a un amplio debate en las redes sociales
y con tanto éxito, que al poco tiempo se
creó una nueva página “web” con su mismo nombre “findelacita.com” e incluso
camisetas de verano con esa inscripción.
La
importancia y cuidado del discurso se demuestra al analizar lingüísticamente el
contenido del mismo, donde uno observa que el personaje central y motivo de la
comparecencia, Sr. Bárcenas, es el término más usado. Aparece primero como
“llamado Caso Bárcenas”, para después nominarlo unas 14 veces por su propio
apellido ”Bárcenas”, y otras como “tesorero, extesorero, acusado…y en
consonancia con él mismo otra de las expresiones más utilizadas fue la de
“Moción de censura”, que aparece en 15
ocasiones. Otras frases bastante utilizadas y alguna de ellas con mucho éxito fue
el término “fin de la cita” en nueve ocasiones, y en menor intensidad, pero no
exentas de su importancia tenemos ;”España va mejor”, 5 veces; “me equivoque”
,3 veces, 2 de modo enunciativo, y 1 como interrogativo; “inocente”, 3 veces,
pero solo 1 vez de modo enunciativo…
Todo
este pequeño y rápido análisis lingüístico sirve para justificar, una vez más,
la relación que existe entre el fondo y la forma, o dicho de otro modo, la
causalidad que existe entre “el caso Bárcenas” y la demanda de Moción de Censura
efectuada por la Oposición.
Hecha
esta pequeña disertación sólo me queda desear que se haga realidad una
propuesta del Presidente del Gobierno de modo que los españoles vuelvan a
sentir confianza en la política, aunque creo que alguna medida habrá que tomar
para ello. Por último sólo me queda concluir este escrito con la duda que
expresa el título de este artículo: ¿Estamos ante una final de la cita o
solamente ante la última cita?¿Se han resuelto todas las incognitas?.
José Antonio Noval Cueto.
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