Cuando Paco Ibáñez cantaba
aquellos versos de Quevedo que decían :”Poderoso caballero, don Dinero” ,
cuando don Torcuato Fernández Miranda diseñaba la estructura jurídica que
permitiese el paso desde la Ley de una Democracia orgánica – la de Franco – a una
Democracia real, residida en el pueblo, se puso de moda en España la llamada
canción protesta o de los cantautores,
que con sus letras concienciaban a las
masas de la necesidad de cambio – éxito
de la canción latinoamericana de Mercedes Sosa, Chabela Vargas, Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune… - , era la época en que los
jóvenes universitarios proferían esa frase tan repetida de “vale más morir que
vivir de rodillas” . Influidos por los acontecimientos una Delegación de
alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras , cuando esta estaba sita en la
Plaza del Padre Feijoo, hizo gestiones para contratar y traer a Oviedo a uno de los cantautores de fama, pero iniciadas las conversaciones y conocidas las
exigencias del mismo, se desechó la propuesta, y es que las condiciones que ponía
eran inasumibles. Pedía 700.000 pesetas de las de 1978, y habitación en
confortable hotel que no dé a patio interior y sin ruidos. Los idealistas del
momento no salían de su asombro, de su estupor, no podían entender que las
letras de sus canciones no se adecuasen a su estilo de vida. Esta anécdota, real
como la vida misma, no tiene más recovecos,
me ha sido útil en el trascurso de mi vida para no prejuzgar ni
santificar a nadie, por mucho mito o leyenda que le arrope- la mitificación
del PSOE de los 80 produjo la inmunidad que perjudico a la política española de
los 90 - , y todavía algo perdura al
enjuiciar la política actual, ya que hay
quien goza de más perdón que otros.
Siempre me ha sido útil dejar que los hechos y las personas hablen, y es que son las personas, por mucho que les pese a los partidos, los que encumbran o hunden a los partidos, aunque aquellas sin éstos no serían conocidas. A lo largo de estos años he visto muchas miserias en personas que se jactaban de defensoras del débil, del necesitado, al que llevaban a votar, como también he visto mucha nobleza y entrega en otras personas, discretas, trabajadoras y silenciosas que impedían atropellos, desahucios, abusos. Estas vivencias me afirman en no conceder superioridad moral a nadie, sino a quien la practica en su vida y trabajo diario. Es útil recordar que la política la hacen las personas y son éstas las que hacen posible acuerdos, mejoras, avances, siempre que se actúe con buena fe y siempre que se busque el bien común, de todos, así recordemos las ventajas que se han derivado de la buena relación personal entre el presidente americano Reagan y el soviético Gorbachov, algo que me parece ha desaparecido del espacio político y así vamos, de tumbo en tumbo, de sorpresa en sorpresa, de engaño en engaño y tiro porque me toca.
Siempre me ha sido útil dejar que los hechos y las personas hablen, y es que son las personas, por mucho que les pese a los partidos, los que encumbran o hunden a los partidos, aunque aquellas sin éstos no serían conocidas. A lo largo de estos años he visto muchas miserias en personas que se jactaban de defensoras del débil, del necesitado, al que llevaban a votar, como también he visto mucha nobleza y entrega en otras personas, discretas, trabajadoras y silenciosas que impedían atropellos, desahucios, abusos. Estas vivencias me afirman en no conceder superioridad moral a nadie, sino a quien la practica en su vida y trabajo diario. Es útil recordar que la política la hacen las personas y son éstas las que hacen posible acuerdos, mejoras, avances, siempre que se actúe con buena fe y siempre que se busque el bien común, de todos, así recordemos las ventajas que se han derivado de la buena relación personal entre el presidente americano Reagan y el soviético Gorbachov, algo que me parece ha desaparecido del espacio político y así vamos, de tumbo en tumbo, de sorpresa en sorpresa, de engaño en engaño y tiro porque me toca.
Y es que en vez de servir a las personas, servimos
supuestamente a las ideas, a las estructuras de poder, por aquello de “si me
muevo no salgo en la foto”, y esto me recuerda
una vivencia de últimos de los setenta que viene muy bien al caso, cuando al
comprar un cupón de los ciegos, un compañero de facultad me dijo que para qué
compraba el cupón, si la situación de esas personas era culpa del sistema. Callé
la boca, guardé mi cupón y seguí el camino. Y ahora muchos años después compruebo
que esto es lo que están haciendo algunos grupos políticos con las necesidades, carencias
y miserias de muchos vecinos – 4.257.800 parados en 2016, hoy 3.702.974 - y ejemplos tenemos muchos.
Si nadie está legitimado para matar a nadie por ideas,
tampoco éstas deben perjudicar al prójimo, ya que el hambre, la miseria, la
desesperación no tienen ideología, lo único que piden es alimento, ayuda,
soluciones. No es lícito cruzarse de brazos y comprobar cuantos hambrientos se
permite el sistema, y este tipo de conductas las leemos en la prensa a diario.
Así no hace mucho un diputado de la
Junta del Principado increpó al consejero de Sanidad porque había desplazado
pacientes a otros Hospitales cercanos, con la sana intención de resolver
el problema y reducir la lista de espera. Vivir para ver. Pero detrás de esto
está ,subyace, el eterno problema, la política de ideas : que no se resuelvan
problemas, que se generen afectados, lo que menos importa es que el paciente tenga
dolores, que aumente el descontento, que se hagan más hospitales públicos aunque
los privados estén vacíos, que la economía pública aumente en una región donde uno de sus males
es la excesiva dependencia de la misma - aunque parece que algo se quiere
cambiar y ya se ofrecen suelos industriales a empresas privadas- y es que
todos sabemos que algunos colectivos tienen su razón de existir, de presionar,
de manipular, en la esfera pública y si ésta se incremente mejor, más presión,
más poder. De eficiencia y gestión de
los servicios no hablan y menos plantear
propuestas revisionistas que permitan una mejora del sector. Otro tanto ocurre
con las residencias para mayores del Principado, con una enorme lista de espera y eso que los precios
son altos, y mientras muchas residencias privadas a medio uso. ¿Tan difícil es
llegar a un acuerdo, a un convenio que obligue a las partes?¿Lo que ha funcionado
en otros sectores no puede funcionar aquí?¿ O es preferible que los mayores
estén abandonados y el problema aumente? Lo que menos importa es el usuario, la
persona, la familia; lo único que les preocupa es la estructura política y su proyección personal.
Creo que ha llegado el momento de pedir cordura y defender lo
que funcione, sea público o privado, y siempre lo prioritario debe ser la
persona. A estas alturas mitificar lo público y denigrar lo privado es no ver
la realidad o querer retrotraerse a épocas pasadas cuyos resultados no fueron
óptimos (Bloque del Este) o a situaciones como Venezuela, donde se da la paradoja que un país
productor de petróleo no tiene combustible en sus gasolineras. El gratis no
existe, todo cuesta, todo sale del bolsillo del contribuyente, trabaje donde
trabaje, y éstos demandan un buen servicio a un precio adecuado y lo que no apluaden es la ineficacia y menos el derroche...No entender esto es despreciar a la inteligencia humana.
José Antonio
Noval Cueto