miércoles, 8 de marzo de 2017

“Se oyó en el cielo una jota…”


Era y supongo que sigue siendo frecuente que antes de empezar la jornada, en esos madrugones invernales, uno  se abastezca de anís corriente, orujo o guinda, por eso de “quitar las telarañas”, antes de fichar y empezar el día con brío; otro tanto me pasa a mí , hoy, que antes de verme con el folio en blanco y empezar a tejer estas letras, busqué el apoyo de la música , en este caso de  una canción popular, una jota, que me remitió un amigo navarro el día de San Fermín y que fue interpretada por Mari Cruz Corral.   Conozco sus efectos benéficos en mi persona y hoy es uno de esos días que necesitaba su música, su letra , pues no se puede cantar mejor y decir más en esos escasos tres minutos que dura. Hoy, antes de escribir estas letras tenía que escucharla, y así lo hice, las consecuencias las veremos.

¿La pregunta que os estaréis haciendo es por qué tengo que recurrir a esto?  Voy a intentar responder. No sé si fruto del cambio climático, de los congresos políticos celebrados y que las nuevas elecciones no están cerca, últimamente no paran de ser noticias de prensa temas o conductas que distan mucho de la cordura, de la seriedad que debe presidir la vida política. Una vez más el dardo, los dardos tienen una sola dirección: la Iglesia católica y sus fieles, sin que ésta salga de su natural discreción y defensa de su Credo, de su Doctrina, de sus Principios, ya que si alguno había  esperado  que el Papa Francisco autorizase el amor libre y el aborto,  una vez más se ha equivocado.

No salgo de mi perplejidad, de mi asombro, cuando en el telediario de ayer se anuncia que Podemos ha presentado una propuesta parlamentaria para que se suprima la misa dominical de la Televisión Pública, y este es un episodio más de una escala que empezó en Las Palmas, continuó con una boda civil donde el concejal oficiante se vistió de sacerdote y otros muchos que omito y que todos sabemos. Es significativo que ayer, cuando se conoce el último CIS y las preocupaciones que realmente angustian a los españoles, la propuesta que presenta Podemos sea suprimir la misa dominical televisiva, petición que no creo que resuelva los problemas de los 3.702.974 de parados y más concretamente de los 1.387.700 familias que tienen a todos sus miembros sin trabajo. Si tanto les preocupa que unos enfermos y mayores vean la misa del domingo, quizás debería angustiarles más las cuentas del ente televisivo y lo que aporta cada español  .Se equivocan y su defecto es que no escuchan ,creen que lo saben todo y eso es un error, pues de quien menos se espera, se aprende, pero siempre que uno escuche, y así, no tengo reparo en decir que una de las experiencias que nunca olvidaré fue el recibimiento que le rindieron los ancianos de la Residencia Nuestra Señora de Covadonga, de Pola de Siero, a  la Santina en peregrinación por toda Asturias, en el año 2001. ¡Impresionante! ¡Qué cantidad de suplicas, peticiones, apenas cruzó los umbrales del templo!

Uno que ya peina canas no cree en las casualidades, sino que hay estrategias a seguir, y los hechos que he relatado lo justifican y dan pie a pensar que nos encontramos ante dos formas de hacer política, la tradicional, la de siempre, la de los partidos clásicos,  que respeta la idiosincrasia y modo de vida de los españoles, y desde ahí busca el progreso y la mejora de nuestra calidad de vida; otros, que se han beneficiado de los errores, abusos y negligencias de los anteriores y de la desesperación de muchos, entre ellos los parados, buscan la confrontación, la división, destruir lo existente, para a partir de ahí, construir su utopía, y en medio, más desesperados todavía, los que ya lo estaban. ¿Creen que sus votantes les han apoyado para que sus padres y abuelos no puedan ver la misa dominical? ¿Por qué no se enfrentan y presentan soluciones a los verdaderos problemas que azotan a España, entre ellos el del paro? No, señores, sus votantes no les han apoyado por ser profesores de facultad, ni por saber mucha teoría política, sino para que les saquen de la indigencia, para que generen un mínimo de bienestar, de esperanza y progreso real, no para atrofiar o avivar la fe de los creyentes y menos para romper la convivencia que entre todos nos hemos dado, y si , dicho lo dicho, persisten en el error, en el conflicto, habrá que plantearse la pregunta básica, fundamental, que no es otra que si “¿Puede tener y debe tener la responsabilidad  política de una comunidad quien no conoce su manera de vivir y entender la vida, y si la conoce , no la respeta?”

                           José Antonio Noval Cueto.


P.D No sé explicar la razón porque antes de los hechos relatados me vino la necesidad de escuchar esta jota. 

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