Señor Director , Presidente de la Asociación de Padres,
sacerdotes, claustro de profesores y demás personas que nos acompañáis a Javier
y a mí..
¡Buenas noches! ¡Muchas gracias por acompañarnos en este día,
que tiene como es sabéis tiene un hondo significado para nosotros!
Uno de los mejores prosistas de los últimos tiempos, a pesar
de sus exabruptos y excentricidades, Francisco Umbral decía que un buen
artículo – en mi caso estas letras- es como una morcilla, que debía “atarse”,
cuidarse muy bien el principio y el final, para que su contenido no se
desparrame. En esa misma línea ayer me encontré con el texto de un escritor
para mi desconocido, de nombre Richard
Cohen, que me decía que la frase inicial y el párrafo inicial de una
novela, de un texto, es crucial en el éxito del mismo y ponía como buen ejemplo
el inicio del Génesis: “ En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios
y el Verbo era Dios”…Yo, hoy , al escribir estas letras no me abruman las
dificultades, lo tengo claro por varios motivos, principalmente personales, que
son los que más importan, y también porque no quiero dejar en mal lugar a uno
de mis maestros literarios, Cervantes, que no hace mucho me recordaba que el
mayor pecado del mundo no es la soberbia, sino la ingratitud, el
desagradecimiento, y esto es algo que quiero evitar en un día como hoy.
En este apartado de gratitudes quiero agradecer a Dios-Padre
que haya llegado hasta aquí y que pueda compartir esta cena con todos vosotros
y con mi querida esposa. A mis padres que tanto se han preocupado para que su
hijo fuera un hombre de bien. Espero no defraudarles. A mi profesor de
Literatura en el Colegio Auseva, don Celestino, que en cuarto de bachiller me
inyectó literatura en las venas y me animó a pasar del capitán Trueno, de
Marcial Lafuente Estefanía a “Los
Miserables” de Víctor Hugo. A Fomento de Centros de Enseñanza que haya confiado
en mí y me haya dado la oportunidad de ejercer mi profesión en el Colegio Los
Robles, donde empecé con 26 años, recién casado, en 1980. Recuerdo que tuve que
cambiar el viaje de novios – me casé un 17 de agosto- para asistir al Curso de
Profesores Nuevos que se impartió en Madrid, en el Colegio Los Olmos. Allí
conocí a personas que me marcaron mucho y que siempre han estado presentes en
mi cabeza de una manera u otra. Así a don Víctor García Hoz y su excelente
“Manuel Técnico del Profesor”, joya de la pedagogía de entonces y aún de ahora.
Era y es consulta obligada. A don Tomás Alvira con quien tuve una entrevista de
la que salí muy confortado. A don Mariano Villalón, director del Curso, persona
de amplia experiencia y de saberes múltiples, y la mejor prueba de ello nos la
dio en una comida en El Escorial, donde acompañado de palmas y guitarra, bailó
unas sevillanas que me dejaron atónito, pues uno lo que menos pensaba era que
un señor tan serio y tan docto, fuera también un buen bailarín .En este
capítulo de agradecimientos quiero tener una mención especial para don Braulio
Cubillas Ordás, director del Colegio entonces y para su cuadro directivo: Don
José Luis Rodríguez, Don José Ignacio Varela; para el Administrador don José
Manuel Méndez, a quien deseó una pronta recuperación, y al capellán del centro
don Salvador Tejedor Melero. Todos ellos han sido piezas claves en mi vida y se
han desvivido para que mi proceso de adaptación y aclimatación al Colegio fuera
el deseado. Gratitud que hago extensiva otros directores que conocí en el
Colegio como don José María Capapé Hernando, don Carlos Granda Freire, Don
Manuel Gil, Don Fernando Alberca de Castro y el actual director Don Ängel Gallo
López y su cuadro de dirección don Fernando Barcena Dahl, don Luis Fernando
García Fernández , que hoy no puede acompañarme por motivos de fuerza mayor y a
quien desde aquí deseo un rápido restablecimiento. En este capítulo de
gratitudes no pueden faltar las familias, la joya de la corona, lo más singular
de este Colegio, lo que le hace especial y es que siempre hemos tenido familias
de un alto nivel humano, no entro en criterios culturales ni económicos, y esto
se refleja en sus hijos, en las aulas, en el cole, pues también los alumnos se
educan entre sí y el bagaje que traen les beneficia, les ayuda, nos ayuda. Este
es nuestro Paraíso y la mejor prueba de
ello la hemos vivido estos días, ajetreados, azarosos , de intensa preparación del Adviento,
Navidad, villancicos, visita a los mayores, adorno navideño de aulas…De las
familias aprendí mucho, pero especialmente lo que era entrega, renuncia,
dedicación. Podría citar muchas anécdotas, así aquella madre invidente que
escuchaba embelesada el villancico que cantaba su hija ;a aquella otra, ya de
cierta edad, que en las reuniones trimestrales se preocupaba que ninguna
familia de su curso se sintiera solo, desvalida o aquella que con enfermedad
terminal hacía mil esfuerzos por acudir a tutoría…Una gratitud especial para
todos mis alumnos, de quienes aprendí mucho y me permitieron seguir siendo
joven a pesar del paso de los años. Todos saben que les deseo lo mejor , les
pido que me perdonen los fallos o errores que tuve, que seguro que los tuve y
con más frecuencia quizás de la debida, pero lo que sí les prometo es que nunca
tuve mala fe, eso no va conmigo, no me lo enseñaron en casa, ni nunca fui
cicatero, lo poco o mucho que sabía de ellos era . Gratitud a todos mis
compañeros de trabajo y demás personal del colegio, en quienes siempre encontré
ayuda, estímulo cuando lo necesité y con hechos me lo demostraron, y ya para
acabar este apartado de gratitudes, una muy especial, para la más bella y la más buena de la escuela de Traspando,
pequeño pueblo a 7 kilómetros de Pola, donde precisamente estamos ahora pasando
el invierno, rodeados de tranquilidad y cierta soledad, a mi esposa .Lo poco o
lo mucho que he conseguido en la vida se lo debo a ella. Nuestra casa está
cerca de la capilla y allí, aunque somos del interior veneramos a la Virgen del
Carmen después del puente de agosto, tenéis vuestra casa.
Con un equipo así, donde la materia humana es de la máxima
calidad es lógico que la navegación sea boyante, tranquila, segura, exitosa, a
pesar de las turbulencias que las hay, a pesar de las tempestades que las hay …y
de ello hablan los 43 años de vida del Colegio y la trayectoria de muchos
alumnos que un día u otro son noticia, pero de las buenas.
En estos 38 años de mi vida en el Colegio han cambiado u
ocurrido muchas cosas que sería imposible relatar, pero voy a recordar algunos
que pueden centrar más los hechos:
1.
Cuando
empecé en el Colegio se iniciaban las primeras viviendas de la Urbanización.
Hoy habitan en ella casi 3000 personas.
2.
Los
alumnos usaban uniforme y algunos protestaban porque les identificaba mucho.
Los mayores se quitaban el jersey nada más bajarse del autobús. Preferían venir
de “civil” que de “romano”. Hoy, en los colegios públicos, también usan
uniformes. Las ventajas las conocemos todos, ¡Que se lo pregunten a las madres!
3.
La
tutoría o preceptuación, la educación en valores, personalizada era y es el
emblema del Colegio. Hoy hacen tutoría, quizás con menos periodicidad, hasta en
los Colegios e Institutos Públicos.
Gracias a la preceptuación se han resuelto muchos problemas y
así, alumnos por los que nadie apostaba han encontrado encaje en la sociedad y
algunos incluso vuelan alto. Algunos, pasados los años, me dicen : “José
Antonio, tenemos que ir de peregrinación al Colegio”. Podría contaros más
cosas, pero no quiero cansaros con las “historietas del abuelo”, sólo me queda
haceros una sugerencia y es que sigáis siendo humanos , que nada de lo humano
os sea indiferente, que vuestros alumnos
perciban el afecto de una sonrisa, de un saludo, de un golpecito en la espalda
cuando más lo necesitan. Que se sientan queridos es la mejor motivación y ellos
tienen buen olfato, enseguida lo perciben, y es que da más luz una sonrisa que
toda una central eléctrica.
Del Colegio me llevo muchas cosas, pero quiero simbolizarlas
y sintetizarlas en tres:
1.
El
retrato de San José María tan bien pintado por Favila que raya la perfección,
basta para ello fijarse en su mirada, ubicado en el Oratorio y que nos daba
animosamente los Buenos Días al empezar la jornada.
2.
La
ermita de Nuestra Señora de los Robles, que en su altar nos dice que ella es: Puerta del Cielo
3.
La
gratitud y el cariño de todos vosotros y de los
personas que han formado y forman el Colegio.
Si he empezado mis palabras agradeciendo, quiero terminar recordando
a profesores, alumnos, padres y madres, sacerdotes- especialmente a nuestro
inolvidable don Javier Aparicio- , y personal no docente ya fallecidos.
Vais a permitirme que concluya mis palabras con una anécdota
política y es que en las elecciones donde fui candidato a la Alcaldía de Siero
siempre había unas parroquias donde mi número de votos era aplastante, y a esas
parroquias o territorios mis opositores los llamaban territorios de la Obra. En
una de ellas, San Martino, hace ya muchos años se homenajeaba a una maestra de edad
avanzada, y ésta antes de dirigir unas palabras de gratitud pidió a todos los
presentes que se pusieran de pie y rezáramos con ella un padrenuestro y un
avemaría por todos sus alumnos fallecidos, algo que os pido yo también hoy,
aquí, en recuerdo y sufragio por todas las personas del Colegio Los Robles que
ya no están con nosotros: “Padrenuestro….Dios te salve María….”
¡Muchas gracias!