lunes, 3 de septiembre de 2012



Don Aníbal Imaginación Esperanza
Revista "Cuartodehora"


A veces hay apellidos que son una premonición del futuro de una persona, y eso le pasa a Don Aníbal, destacado periodista, importante hombre de la comunicación en España y tertuliano buscado y ansiado por todas las cadenas de radio y televisión. Dentro de unas horas, concretamente mañana sábado, 11 de noviembre de 2.040, va a recibir uno de los premios que más ansía todo hombre de prensa, el Premio Mariano José de Larra. Galardón que se concede  a toda una vida, a toda una trayectoria dedicada a la prensa y con más intensidad a la prensa escrita. No hay periódico de nivel que no espere y suplique por su colaboración…

 Don Aníbal, a estas horas, concretamente a las 10.30 horas de la mañana del día 10 de noviembre de 2.040, se halla en el despacho-biblioteca de su piso, sita en la calle Carretas nº 13, 4ºD, de Madrid. Está elaborando el discurso que tiene que pronunciar mañana.¿Qué decir? ¿Cómo hacerlo? Está nervioso, intranquilo. Sabe que todos los medios de comunicación van a hacer un estudio minucioso de sus palabras, pues se le aprecia dentro del ramo, debido a su dilatada y sería experiencia. No sabe por donde empezar, qué decir, a quién agradar. Tiene que reconocer que está lento, que las ideas no fluyen, no arriban a su mente. En aquella amplia mesa de madera, iluminada por su potente flexo, poco a poco los recuerdos, la memoria le va trasladando a otras épocas de su vida, sin querer , este galardón le lleva a hacer un recorrido por toda su vida, así vienen a la cabeza la ilusión que tenía cuando pisó su Facultad de Periodismo, sus tertulias con los compañeros de la Facultad, su primer destino como cronista de los avatares municipales de Villa Rosario, provincia de Guadalajara, su marcha a Madrid, su premio ”Ciudad de Oviedo” de novela corta, su ciudad, la ciudad de su infancia…y en ese recorrido por Oviedo, viene su infancia, su colegio, sus antiguos compañeros, a quienes hace mucho tiempo que no ve y desgraciadamente, de muchos de ellos, no tiene noticias. ¡De esta no pasa!¡ Este año tenemos que juntarnos todos para comer, cuando sea y donde sea!¡Se comprueba que cuando uno crece en años se le hace más transparente e importante la infancia!¿Quién no recuerda aquel gol de Julito que permitió que mi curso de 1ºESO ganase el torneo de Navidad del año 2.011?  El viaje al pasado persiste, se apodera de toda la capacidad pensativa de Don Aníbal, y mira por donde, y sin saberlo, ahora recuerda que su primera oportunidad, sus  primeros escritos se publicaron en aquella revista del Colegio que se titulaba “Un cuarto de hora”, sabiamente capitaneada por Don Ricardo, profesor de Lengua y Literatura. ¡Qué alegría experimente cuando, quizás debido a mis aficiones lectoras y literarias,  me nombró Consejero de Redacción y responsable de la misma!. Aún retumban en su cabeza  las lapidarias palabras de Don Ricardo: “A la vista tenemos una nueva responsabilidad, pero también una nueva oportunidad, que no es otra que dirigirnos a más de 300 familias que esperan ansiosos noticias y escritos del Colegio, ya sean de sus hijos o familiares, ya de sus amigos y compañeros de clase. La revista tiene que salir antes de Navidad…” También le vienen a la cabeza las prudentes y experimentadas palabras de Don Carmelo y Don José Antonio, cuando le animaban a leer y le decían que la lectura potenciaba la imaginación, y que sin ésta el ser humano pocos logros conseguiría.¿Esa preocupación por el diseño, por la belleza o por la ciencia que existe en la actualidad no es sino fruto de la imaginación? ¿Puede haber un científico un abogado  o un cocinero sin imaginación? Podría seguir añadiendo más ejemplos, pero con lo dicho ya basta…

¡Cuántas bromas tuve que soportar a mis compañeros de clase debido a mis apellidos! Las horas van pasando y la memoria va escribiendo los aspectos que Don Aníbal considera esenciales para ese discurso de mañana…

Al fin llegó el ansiado día de entrega del Premio Mariano José de Larra. El Salón de Actos de la Asociación de la Prensa estaba a rebosar. El número de periodistas, cámaras y cadenas televisivas era incalculable. Había expectación, se esperan las palabras del sabio periodista, pues no siempre se tenía la oportunidad de oír a una persona del rigor, seriedad y categoría humana de Don Aníbal Imaginación Esperanza.

A las 13 horas de la mañana del 11 de noviembre de 2.040, el Presidente del Jurado, Don Antonio Díaz Cañabate, concede la palabra a Don Aníbal Imaginación Esperanza.

-         Muchas gracias Presidente- dice Don Aníbal .  Mis primeras palabras, en un día tan importante como este, son de agradecimiento a todos los miembros del Jurado por su generosidad y por la valoración que han hecho de mi obra. Tengo que confesarles que ha sido un auténtico privilegio que mis escritos, que mis preocupaciones y críticas diarias  hayan concitado tanto interés, sean de su agrado. Nunca creí que uno tuviera que recibir un galardón por hacer aquello que le hace feliz, pues eso es y ha sido hasta ahora el ejercicio de mi profesión, el periodismo, donde he intentado incorporar una buena dosis de imaginación no exenta de esperanza, de la que estamos tan necesitados en los tiempos que corren. Pero en un día como hoy, 11 de noviembre de 2.040, quiero recordar otra fecha, un lugar, a unas personas que han hecho que yo hoy pueda dirigirme a Ustedes, y es que en un Colegio de mi Asturias natal, otro 11 de noviembre de 2.011, a las 11 de la mañana, se reunía el Consejo de Redacción de la Revista “Un cuarto de hora”, del que yo formaba parte, para asumir el reto y la oportunidad de elaborar una revista y ponerme en contacto con una Comunidad Educativa de más de 300 familias. En un día tan importante como éste, recuerdo unas palabras de mi antiguo profesor Don Carmelo, que nos decía que “La falta de ortografía más fea es la INGRATITUD…” Por eso hoy, aquí, quiero saciar una deuda antigua y expresar en éstas, mis primeras palabras, mi gratitud y  agradecimiento hacia el Equipo de Redacción de la Revista “Un cuarto de hora”, que me ha dado la oportunidad de iniciarme como periodista, de ponerme en comunicación con todos vosotros…
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Don Aníbal seguía con su discurso y sus meditadas y sentidas palabras iban creando un ambiente de asombro, de admiración, de sorpresa… el embrujo de su palabra lo envolvía todo …Pues discursos de esa humildad, sabiduría y emotividad no abundan…Sólo al cabo de un tiempo, que se hizo muy corto, se escuchó el típico: HE DICHO.


                                                           José Antonio Noval Cueto.

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