domingo, 30 de septiembre de 2012

“La piel de Toro”


Hace escasos días se ha sabido que durante el año 2.012 el número de turistas que ha recibido España asciende a casi 58 millones de personas, cifra nunca alcanzada en épocas anteriores, lo que hace presuponer que el año turísticamente hablando va a ser bueno, y una vez más se repite o se comprueba que la primera industria de este país es el Turismo y esto viene ocurriendo desde principios de los años 50, - en 1.951 se creó  el Ministerio de Información y Turismo- , cuando se sentaron las bases y líneas principales de su  expansión. Así ya en 1956 arranca una de las más importantes campañas de Publicidad , realizada por la firma Osborne, cuyos efectos aún perduran en el presente y que hacía del toro su personaje principal,  y que después, debido el éxito obtenido, ha quedado como símbolo de la “marca España” , de ahí la frecuencia de ver la bandera de España sobreimpresa con la figura del toro. Últimamente , por razones de todos conocidas, todos los poderes públicos responsables se esfuerzan en revitalizar la “marca España”, pero en este país también apodado “país de la piel de Toro”, es precisamente el toro uno de los elementos más cuestionado en la región que por su situación geográfica e histórica siempre se ha considerado más europea de España, o sea  Cataluña, y que además es  la región española que más turistas recibe y cuya capital, Barcelona, llegó a tener abiertas en algunos tiempos tres fosos  que respondían al nombre de “Plaza de Toros del Torín” o primera plaza española donde se acompañó con música una estupenda faena de Rafael Molina “Lajartijo”, la Plaza de Las Arenas y la bella Plaza de la Monumental, joya de la arquitectura modernista. Cataluña fue cuna de importantes toreros como:Don Mario Cabré, Chamaco y Joaquín Bernardó,  quien recibió la “Medalla de Oro al Mérito Artístico de Barcelona” en el año 1.988, concretamente en setiembre, siendo Alcalde Pascual Maragall…

Pero, afortunadamente,  toda impostura, , todo lo que no es natural , todo lo que atenta contra la tradición y todo lo que suena a imposición siempre encuentra su freno, siempre hay algún imprevisto que rompe su maquiavélica  programación  y así,  en ese camino, se cruzó afortunadamente  la culta y racionalista  Francia, la Francia del Sur, la Francia también torera,- con plazas tan afamadas como las de Nimes, Bayona, Arles, Persignan, Colliure entre otros,- donde un 16 de setiembre de 2.012, en Nimes, un diestro madrileño, de nombre José Tomás dijo “Basta” y lo dijo como sabe hacerlo, toreando, de modo que en esa tarde victoriosa y mágica, después de torear 6 serios y respetuosos toros, obtuvo 11 orejas, un rabo, y logró que el cuarto toro de la tarde, de nombre “Ingrato”, fuera devuelto al campo para padrear. La plaza, con más de 13.000 personas en pie rindió admiración al diestro. Una vez más, por desgracia, se repetía aquella triste imagen de los españoles que en otras épocas pasaban a Francia en busca de la libertad, para ver una película de cine o hacerse con el libro censurado en España, pero en éste caso concreto, paradójicamente  para asistir a una corrida de toros y cuando el toro es uno de los ingredientes básicos de la marca España.

Tiene que sorprender a toda persona juiciosa y más a un foráneo que el toro de lidia y sus festejos ,de los que hay  normativa legal desde el S.XVIII, esté sujeto a las “algarabías políticas” o sinrazones nacionalistas, máxime cuando el intelectual más ilustre del siglo XX, Don José Ortega y Gasset decía con mucho acierto que:“ No se puede conocer la historia de España desde el s.XVIII a nuestros días, sin tener presente la historia del toreo”,  como ahora no es exagerado afirmar que no se puede entender la historia de los últimos cien años de España, sin reconocer la influencia que el fútbol ha tenido y tiene en los mismos.

 A lo largo de la historia de la Humanidad ha sido una constante que el hombre quiera combatir la naturaleza, domarla, hacerla suya, y una representación de cuanto digo lo tenemos cada tarde en una Plaza de Toros, donde se enfrenta el instinto salvaje del toro de lidia frente a la inteligencia del torero, del “émulo imprudente del lagarto” que decía el poeta, y donde la magia artística, no exenta de tragedia , está presente, y donde se palpa la escasa distancia que va de la gloria del triunfo a la tragedia de la muerte, y todo ello sin descuidar el mínimo detalle que la retórica taurina exige, pues ambos toro y torero son o pueden ser “dolor, luto…”. Llegados a este punto no viene mal recordar que el presente es la suma de muchos pasados que interaccionan sobre nosotros, que una tradición no se cercena con una mera ley, con una firma de un decreto.

Uno puede ser  aficionado o no a los toros, uno puede ir a las corridas o no, pero uno ya se cansa de tantas prohibiciones, no vendría mal aplicar aquel lema de mayo del 68 francés que decía ”Prohibido prohibir”. Todos estamos hartos de que se quiera inventar la historia, despreciar la tradición, y cuando no se consigue, utilizar la imposición para cargarse de razón, y esto en vez de resolver el problema, lo agrava, lo intensifica. Y todo esto que está pasando con el toro tiene difícil explicación, cuando hasta incluso los americanos lo utilizan como emblema del optimismo, agresividad y prosperidad financiera, así  el Toro de Wall Street “o toro embistiendo”, sita al final de Broadway. Nosotros en lugar de reafirmarnos como nación, como pueblo, en lugar de defender las muchas y variadas esencias que forman nuestra NACION, la más antigua de Europa, hacemos caso del primer coplero y alimentamos nuestro complejo de inferioridad y con la inseguridad propia del inmaduro, cuestionamos una tradición centenaria como es la del toreo, en nombre de unos principios huecos,  que lo único que buscan es agitar el ambiente, inventar lo que no existe, pues nos guste o no, dentro del Patrimonio Cultural e Histórico de España ocupa un lugar importante la Fiesta de los Toros y de él no se puede prescindir, pues sería faltar a la verdad y a la deseable objetividad histórica.

 Es indudable que desde el año 2.008, en que José Tomás en Nimes consiguió el indulto de un toro llamado “Idílico”, hasta el otro toro recientemente perdonado, de nombre “Ingrato”, han pasado muchas cosas graves en España, pues hemos pasados de “tiempos supuestamente “idílicos”(2.008) a “tiempos ingratos”(2012), donde se aspira la desesperación de más de cinco millones de parados que por tener no tienen la oportunidad  de ser libres, pues no pueden trabajar, pero, a pesar de todo, ruegan a los  poderes públicos que les permitan tener una ilusión, una alegría a la que aferrarse, llámese “toros”,”fútbol”, “tenis”, “bolos” o cualquier otra práctica o actividad que nos haga felices, aunque sólo sea por unas horas, pues si ni eso nos queda, ¿qué hacemos?.
                                                                                             José Antonio Noval Cueto.


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