martes, 4 de septiembre de 2012

“Las Piedras Vivas de San Félix de Lugones”


El pasado 22 de mayo de 2.011 tuve el honor de participar, como Alcalde de Siero y como antiguo feligrés de Lugones, en los actos conmemorativos organizados con motivo de los 75 años de la puesta en marcha del nuevo templo parroquial, ya que la anterior Iglesia románica había sido destruida durante la contienda bélica del 36-39. El acto contó con la presencia inestimable del Ilustrísimo Arzobispo de Oviedo, Don Jesús Sanz Montes, con el archivero diocesano Don Agustín Hevía, y con la presencia de Don José María de la Riva, antiguo párroco de Lugones, y don Joaquín Manuel Serrano, párroco actual e impulsor de estos actos, que buscan celebrar, agradecer y reconocer la importante labor que ha hecho la Iglesia de San Félix a lo largo de estos años. Dicho esto, no viene mal recordar que la primera referencia a la existencia de un templo parroquial en Lugones, según nos recordó el Archivero Diocesano, Don Agustín Hevia, data del año 921, reinando Ordoño II.

En aquella jornada el actual Arzobispo de Oviedo, don Jesús Sanz Montes, nos recordó que la Iglesia no está sólo hecha por piedras materiales, sino por “piedras vivas”, pues la Iglesia la hacemos las personas. Y es precisamente de personas y de entrega de lo que quiero hablaros en estas líneas, que lo único que buscan es agradecer el mucho bien que he recibido de la parroquia de Lugones y de sus responsables y feligreses,  a cambio de nada. Desde mi incorporación a la actividad de la parroquia, en 1.960, con motivo de mi preparación para recibir la Primera Comunión, hasta 1.980, fecha en que al contraer matrimonio me ausente de Lugones, para incorporarme a la Parroquia de Feleches(Siero), han sido muchas las huellas que han quedado impregnados en mi espíritu y que me han estimulado y estimulan en mi camino de fe hacia la morada del Señor. El primer párroco que conocí y a quien recuerdo con cariño fue a Don Jesús, de quien recibí mi Primera Comunión, que contaba con una plantilla de catequistas (hombres y mujeres) cariñosos, sacrificados y exigentes, que domingo tras domingo, lograron que aprendiéramos el Catecismo de 1º Grado sin fallos y que hiciéramos la Primera Comunión con una formación excelente.¡Es necesario reconocer la importancia que ha tenido y tiene la labor de los catequistas! Eran los tiempos de la misa en latín y de la celebración de espalda a los fieles. Estaba en marcha el Concilio Vaticano II y las sucesivas reformas que iban a llevar a una fe más auténtica, menos sociológica. En aquel entonces ya la vida parroquial era intensa y el párroco se preocupaba de que la vida cultural de la zona se incrementase- ya que la auténtica cultura es la que hace que el hombre se perfeccione como hombre-,  y para ello se planificaban actividades que los pequeños y no tan pequeños ansiábamos, así el aprendizaje de guitarra, impartido por Antonio, el de Casa Pedregal, y que recibíamos en casa de don Alfonso, coadjutor, hasta que un maldito accidente de moto y una larga convalecencia, le traslado de la parroquia. Era una persona muy cercana y muy querida por los vecinos y especialmente por las personas que venían de otras latitudes con lo puesto y recalaban en la Iglesia en busca de ayuda, de consuelo , de esperanza, y donde las palabras acompañaban a los hechos, y siempre sin que una mano supiera lo que daba la otra. Posteriormente, con la llegada de un nuevo coadjutor, Don Ängel, conocimos las bellas jornadas de juegos y convivencia en El Cueto, donde al compás de un bocadillo de tortilla surgía la amistad, el cariño y especialmente esa necesidad de ayuda, de compañía que teníamos y tenemos los humanos.  Eran tiempos donde la labor parroquial no se reducía sólo a la misa dominical, era necesario algo más, de modo que uno estuviera involucrado en las diferentes actividades que se organizaban, llámense charlas, Misiones, Ejercicios Espirituales, Festivales, Villancicos, Domund, Ayudas…Por aquel entonces todos queríamos ser monaguillos y eso que el Sacristán, “Güevu”, Gelín, el hijo de Manteiga, el guardia, no paraba de gastarnos bromas…Durante mi adolescencia, a últimos de los 60, seguí vinculado a la parroquia y colabore con el entonces párroco don Julio de la Riva y su hermano Don José María, personas de basta cultura y muy imbuidos de la problemática que traían los nuevos tiempos, que fueron preparando a los jóvenes de Lugones para enfrentarnos a las nuevas dificultades que se anunciaban por el horizonte, que no eran otras que la puesta en marcha de los documentos del Concilio Vaticano II , especialmente la ·Gaudium et Spes”,donde nuevamente se recordaba que todo el orden mundial debía estar al servicio del Hombre y de la VIDA…Aquellos grupos de jóvenes que nos reuníamos en la Casa Rectoral de Lugones para hablar de los temas más diversas y donde las reuniones siempre empezaban y terminaban con una oración, aún seguimos viéndonos alguna vez al año y reconocemos la importancia que ha tenido en nuestra formación y desarrollo como personas aquellas conversaciones, pues nos dieron alforjas no sólo para los 20 ó 30 años, sino para toda la vida, en resumen, contribuyeron a encontrar un sentido a nuestra vida, y creo que poco más se puede pedir ahora que vemos a tantos jóvenes sin proyecto vital, sin orientación, sin plantearse cuáles son sus objetivos en la vida .Esta afirmación cobra doble valor ahora que , por motivos de edad, uno ya ha superado la etapa de las “Tentaciones de Jesús en el desierto”  .Recuerdo con mucho agrado el día que recibí el Sacramento de la Confirmación, iniciada mi adolescencia, de manos del entonces Arzobispo de Oviedo, Don Vicente Tarancón, cuyo importante papel  en la Transición Española es de todos conocido.

Desde 1.980 hasta la actualidad he procurado tener siempre cierta vinculación con la Iglesia de Lugones, ya por los lazos familiares que me vinculaban con la localidad, donde reposan las personas que han sido muy queridas por mi y a quienes no hay día que no recuerde y encomiende(mis padres, mi hermana, mi cuñada…), ya, en los últimos tiempos -por mi actividad política, que inicié precisamente en el Polideportivo del Colegio de La Ería, en las Elecciones de 1.995- he tenido una entrañable amistad con el fallecido y muy querido Don Cecilio, que ya en Covadonga, celebró mis Bodas de Plata en la Capilla de la Casa de Ejercicios del Santuario y a quien recuerdo como un sacerdote muy humano y próximo. A don Fernando, excelente predicador e impulsor de la coherencia de vida del cristiano, y a quien su celo apostólico ha llevado a Misiones, y  en la actualidad a Don Joaquín Manuel Serrano,  exquisito divulgador de la palabra y vida de Cristo, persona que no descuida ningún detalle para que la pastoral eclesiástica llegue a todos, y que domingo tras domingo hace una análisis e interpretación de los Textos Sagrados muy sustanciosa y eficaz, que nos hace mucho BIEN a todos, y que no duda en tomar  iniciativas que sirvan para recordarnos la importancia que debe tener la oración en la vida del cristiano (las imágenes de la Virgen de Covadonga, de Santa Isabel), y que insistentemente alerta sobre la necesidad de que “nada de lo humano nos sea ajeno”, y que con su carácter emprendedor lleva a cabo o recupera nuevas iniciativas pastorales, y a quien quiero felicitar por esta iniciativa de conmemorar los 75 años de la construcción de la Iglesia de San Félix de Lugones que es un buen pretexto para recordarnos la importancia que ha tenido y tiene la Fe en la vida de la parroquia de Lugones y en nuestras vidas , pues nosotros, los fieles, somos las piedras vivas, las piedras angulares que sostienen la Iglesia, en este caso la parroquia de Lugones. No quiero concluir este escrito sin rogar al Señor que “Siga enviando operarios a la mies”, como los sacerdotes que antes he dicho y otros muchos fieles, entre ellos muchos catequistas, que han sido un ejemplo callado pero constante para todos nosotros.
        “Habla, Señor, que tus siervos te escuchan”.    

                     José Antonio Noval Cueto


                                                                           

No hay comentarios:

Publicar un comentario