lunes, 3 de septiembre de 2012

“Namura” /Premio Novela Corta de Siero.



Publicado en "La Nueva España" 5-05-2012
                        "El Nora"  26-04-2012

El pasado 19 de marzo de 2.012 se entregó el Premio Novela Corta de Siero, galardón que en esta ocasión recayó en la novelista argentina Guadalupe Faraj, con su novela “Namura”, término con el que se designa a un exquisito bizcocho de sémola, repostería característica de la cocina siria, concretamente de Damasco y que la escritora ha usado para dar título a la novela y narrarnos la historia de unos emigrantes sirios que abandonan su país y recalan en Argentina, después de haber perdido a su hijo mayor Nadim en la guerra y como dice Salime, la matriarca de la familia, “nos vamos de acá” , para  “evitar que caprichosamente le quitaran otro hijo”.

Toda la novela se estructura en 40 capítulos, de corta extensión, precedido de un bella y agradecida dedicatoria, algunas de cuyas palabras no quiero dejar de transcribir por su belleza y la fuerza de sus argumentos, y porque estoy seguro que detrás de esas palabras hay un corazón que siente, y eso en los tiempos que vivimos es mucho. Así dice:” …Agradezco a mi familia entera por ser mi familia; a mis amigos y amigas por acompañarme y celebrar; a cada persona que me cruce en la vida , por enseñarme siempre algo…a las personas del Ayuntamiento de Siero ,España, por el premio que me otorgaron…a Gerónimo por su apoyo constante, su amor y su grandeza, por la familia que somos…”.


Puede que  esta dedicatoria me ayuda a entender el contenido que se hilvana a lo largo de las 142 páginas que componen el libro y que responden a las líneas de decoro que debe tener toda edición impresa - textura del papel, tipo de letra y separación de líneas-. La corta extensión de los capítulos facilita la comprensión del mensaje, que exige un lector versado, pues con frecuencia se mezclan los planos temporales que piden una atención constante. La protagonista Amanda o Amandita o Sette – como la llamaba su abuela Salime- , nos va desgranando los recuerdos de su familia, sus vivencias. Añoranzas que tienen un tono triste desde la más tierna infancia, debido a la separación de sus padres, o un componente trágico cuando muere su madre, pero que descubre que la seguridad que Amanda necesitaba la hallaba siempre en sus abuelos, Moisés y Salime,- mujer de mucho coraje y de un gran corazón,  que se esforzaba en enseñarla a cocinar en un vano intento de volver a su país-, y paradójicamente en sus tíos Miguel y Selma, pareja muy problemática e inestable, a pesar del amor que se profesaban. Estas vivencias  llevan a Amanda a preguntarle a Lucio, su novio, con inquietud y zozobra, “En qué momento las personas dejamos de hablarnos o de amarnos? …”Nosotros también podemos dejar de querernos…”

Creo que la mejor manera de felicitar a un autor, en este caso, autora, es leer sus escritos, y con esa intención he leído esta novela de doña Guadalupe Faraj, en cuyo contenido se palpa la influencia de la literatura porteña y el empuje que ha tenido en la misma la técnica de la introspección, que es el hilo conductor de estas páginas, donde la protagonista, cuya edad desconocemos, pero juzgo que anda por el verano de la vida, nos habla de sus preocupaciones, de sus inseguridades o de sus obsesiones, hasta decirnos, en una aptitud resignada:!Qué le hace una mancha más al tigre…! . No viene mal, en tiempos de tanta contradicción y de tanta inseguridad, recordarnos que el negocio más importante que tenemos todos es la familia, y nadie mejor que Selma nos lo puede aconsejar, al decirle a su sobrina Amanda que su marido, el extraño y problemático tío Miguel:..”En realidad el vino a morirse con su familia”.

Con esta novela de hondas raíces argentinas y con lenguaje propio del español americano , con términos como “trompada, remera, rodete, pollera, chocotorta, subte, piletones, choripanes, colectivo, boliche, porotos”,  el Premio Novela Corta de Siero sigue su proceso de internacionalización y descubriendo un viejo axioma literario que dice que “Según las lecturas serán las escrituras”. Deseo que esta primera novela de su autora sea el camino para otras muchas, pues como decía uno de sus personajes:¿Por qué no tomás unos mates y me contás en qué andás?.

Por último una aclaración y es que si la Gastronomiala Literatura siempre han maridado bien, con idéntico motivo la repostería( el namura o bizcocho de sémola) con la familia.                       

                José Antonio Noval Cueto.


1 comentario: